jueves, 21 de enero de 2010

La Verdad (Sin terminar)

Lo último que había visto fue su cara cuando arranqué el monovolumen con un ruido estruendoso y desaparecí detrás de los arbustos de la carretera. El coche de mis padres estaba a solo unos pocos metros del mío, por lo que los alcancé sin problema alguno.
- Adelántense, no conozco el camino. Yo los sigo –le avisé a mi madre-
- Ok, nos vemos en casa –contestó alegre-
Ahora no me pesaba tanto saber que viviría el resto de mi vida, o una gran parte de ella en Forks, ya que tenía con quien disfrutarlo y además el solo hecho de saber que Jake iría a vivir conmigo me hacía feliz. Ni quería imaginarme que hubiera ocurrido si el no habría ido conmigo.
El viaje no fue muy largo. Me dediqué a no perder de vista el coche de mis padres y de no desviarme del camino de la carretera.
La vegetación aumentaba a mi paso, y los bosques de mis costados eran cada vez más extensos. No tengo idea de exactamente cuanto duró el viaje ya que principalmente iba pensando en otras cosas, como que estaba muy feliz por el éxito de mi plan y de que Jake viviría conmigo, y todavía estaba pensando en ese lobo. Sabía que no me lastimaría, lo intuía, pero ¿Por qué entro a la casa de Jake? Y ¿cómo Jake salió por la misma puerta sin verlo?
Tenía planeado hablar con él sobre eso ni bien llegara a casa. O aunque sea al día siguiente.
A medida que me iba acercando a la ciudad, además de la vegetación, se notaba un gran cambio en el clima. Había mucha humedad, y llovía muy fuerte.

- Llegamos, hija –gritó mi madre desde el coche delantero, al pasar el cartel verde con la bienvenida a Forks-
Entramos a la ciudad por una angosta calle, y en menos de cinco minutos, noté que el coche de mis padres se había detenido frente a una casa blanca.
Estacioné detrás de ellos, y bajé del monovolumen mirando atónita la casa. No era una gran casa, pero era bonita. Reneé se adelantó, y fue a abrir la puerta.
- Te gusta? –me preguntó con una sonrisa en la cara. No se porqué le hacía tan feliz mudarse a ese lugar-
- Es linda –dije satisfecha. Seguía prefiriendo mi casa de la reserva, pero esa no estaba nada mal-
Empezamos a descargar todas las cosas, dejándolas frente a la casa y cuando ya tuvimos todo allí, comenzamos a recorrerla para luego ordenar cada cosa en su lugar.
Ni bien entrabas, te topabas con el living. No era pequeño, y tenía un sofá con un televisor y una biblioteca con libros. Luego fuimos a la cocina, que era un tanto pequeña para cuatro personas, pero era acogedora y tenía una mesa con bastante espacio.
- Tu habitación está arriba, Bella –dijo Reneé imaginando que era lo que yo más quería ver-
Subí las escaleras lo más rápido que me dieron las piernas, pero en uno de los escalones tropecé. Miré para abajo, y estaba algo roto.
- Te tendré en cuenta –reí mirando al escalón. Ahora hablaba con la casa, también!-
Abrí la primer puerta que vi al llegar al piso de arriba, pero era el baño. Era bastante lindo, pero seguía queriendo ver mi habitación. Aún no sabía si mis padres querían poner otra cama en ella, para Jacob o tendrían otra habitación reservada para él.
Me quedaban dos puertas, una a cada lado. Fui primero a la derecha, y entré. Estaba pintada de azul, y no tenía nada más. Supuse que esa sería la de Jake.
- Hay una rosa para ti y una azul para Jacob, hija –dijo Charlie desde arriba. Mis dudas de donde dormiría él se esfumaron-
Cerré la puerta, pensando cómo podría remodelarle la habitación para cuando él llegara, y abrí la puerta de la que sí era la mía. Era igual a la de Jake pero tenía la pared pintada de rosa y tenía una ventana que daba a la carretera.
Tenía que ponerme manos a la obra si quería terminar de decorar las habitaciones para cuando llegara Jacob. Primero decidí comenzar por la suya.
- Mamá, donde están las cosas para las habitaciones nuestras? –Pregunté al bajar las escaleras-
- En el patio trasero –dijo Reneé- Las armarás tú o quieres que lo haga yo?
- Yo lo hago, necesito matar el tiempo. Y luego iré a recorrer la ciudad.
- Ok, cualquier cosa dime y te ayudo.
Llegué al patio y vi muchas cosas. Decidí comenzar con la cama, por lo que saqué cada madera y parte de ella y con ayuda de Charlie las subí. Las llevé todas a la habitación azul, y armé la cama por completo. Luego, coloqué a su lado una mesa de luz, con una lámpara y busqué una foto que tenía de Jake y mía, y se la coloqué allí.
Armé un escritorio, con papeles, lapiceras y al lado le coloqué una biblioteca con algunos libros y cosas que tal vez necesitara. Le puse algunos cuadros que me habían gustado y otras cosas colgantes. Cuando por fin termine, satisfecha de mi trabajo, fui hacia mi habitación.
El color no me disgustaba, pero quería combinarlo con muchos colores, por lo que decoré las ventanas con cortinas coloridas, coloqué muchos cuadros de distintos colores, un escritorio, con un viejo ordenador que me habían regalado de pequeña, un sillón, una biblioteca, armé la cama y le puse una colcha violeta y la mesa de luz con otra foto de Jake y mía que había hallado. Cuando por fin estuve feliz de mi trabajo con las dos habitaciones, bajé para ver que estaban haciendo mis padres.
Los encontré en su habitación, ya acomodada y decorada, mirando televisión. Era hermosa! Tenía las paredes blancas, con una gran cama de dos plazas en el medio de ella, un escritorio con un ordenador nuevo y dos mesas de luz con lámpara, y fotografías de la familia.
- Es muy linda la casa! –sonreí satisfecha luego de contemplar cada parte de la habitación-
- Ahora sí estas feliz por vivir en Forks? –dijo Charlie con una gran sonrisa en su rostro-
- Sigo extrañando la reserva, pero la casa por lo menos me encanto. A propósito, voy a ir a recorrer la ciudad, los dejo tranquilos –reí. Quería familiarizarme un poco más con Forks, y a pesar de las lluvias estaba segura que iba a terminar amando haberme mudado a ese lugar-

El Lobo

Levantó su cabeza en torno a mí y abrió los ojos como platos. Esos ojos negros muy parecidos a los de Jake, pero que se veían tristes.
- Jake? Dónde estás? –susurré. El lobo se puso de pie-
Era increíblemente grande! Casi pasaba mi tamaño y sin duda mi ancho. Se acercó sigilosamente a mí y se colocó bajo mi mano, que se encontraba estirada y comenzó a moverse de forma que mi mano acariciara su pelaje.
Era muy suave y caliente, y me hacía acordar mucho a Jacob. Tomé un poco más de confianza y comencé a acariciarlo con intensiones de hacerlo. Él volvió a echarse y yo me senté a su lado. Era increíble, sentía que junto a él estaba segura.
De pronto se paró en seco y camino hacia la casa ¿Quién era? ¿Qué era?. Yo solamente me quedé sentada como estaba.
Al cabo de unos minutos, por la misma puerta donde el lobo había ingresado, salió Jake. Andaba descalzo y llevaba unos pantalones gastados.
- Jake! –corrí hacia donde estaba y lo abracé-
- ¿Qué haces aquí? –tomó mi cara entre sus manos-
- ¿No te alegras de verme? –sonreí tímidamente. Puso los ojos en blanco, y sonrió él también-
- Claro que si, Bella –me besó- Ya te echaba de menos. Pero ¿no te irás? –se le iluminaron los ojos-
- Oh, si lo había olvidado. Quería saber si… quieres a vivir conmigo –dije rogando que su respuesta no fuera un rotundo NO. Al principio puso una cara confusa, que no entendía lo que yo le decía, pero segundos después una gran sonrisa se le marcó en la cara-
- Tus padres lo saben? –dijo antes de responder algo más. Yo imité lo que él había hecho hacía unos minutos y rodé los ojos-
- No y tampoco me interesa. No pueden alejarme de ti –dije segura-
- Hay Bella…
- Déjalo, fui una egoísta, ni debería habértelo preguntado. Alejarte de Billy, de los chicos –sus ojos se iluminaron-
- Si..
- Sabía que no querrías hacerlo, y no quería meterte en aprietos, lo siento… ¿Qué dijiste? –grité al tiempo que analicé lo que había dicho antes de seguir parloteando-
- Que si Bella –me frenó- Claro que quiero ir a vivir contigo. ¿Cómo no voy a querer?
- EN SERIO? –grité como una desaforada-
- Si amor, solamente tendría que ir mañana. Tengo unas cosas que arreglar –sonrió tiernamente-
- Gracias Jake! Me haces la persona más feliz del mundo. Te amo! –me lancé a sus brazos y lo besé-
- Yo también te amo loca Bella.
Pero nuestro beso fue cortado por un ruido de los bruscos frenos de un auto. Oh no! Me veía una gran charla con mis padres.
- Y ese lobo que fue? –le pregunté antes que mis Charlie me regañara, mientras recordaba la gigante criatura de pelaje rojizo-
- Isabella Swan ¿Qué estás haciendo? –gritó Charlie desde su coche-
- Papá, Jake irá a vivir con nosotros –dije alto para que me escuchara. Di vuelta mi cabeza porque no quería ver sus caras de enojo-
- Pero… -suspiró Reneé-
- O sino yo me quedo a vivir con él, elijan ustedes –agregué antes que dieran algo más. Ojala eligieran que fuéramos nosotros, ya que me sentía una idiota si me tendría que quedar en la casa de Jake, invitándome sola-
- Bella, entiende… Debes vivir con nosotros –agregó mi padre-
- Y Jake.
- Bella, déjalo. Nos veremos seguido igual –susurró Jake-
- No, las cosas no son así… -dije enojada. Las caras de mis padres parecían que fueran a explotar-
- Es que… -cuestionó Charlie-
- ¿Qué? Papá, decide. Sabes que sin él no puedo vivir –miré la cara de Jake, que se encontraba detrás mío. Tenía una sonrisa de oreja a oreja marcada en la cara. Charlie bufó-
- Esta bien, puede ir –puso mala cara-
- Gracias, gracias, gracias –fui hacia donde estaba y lo abracé
- Bueno Bella –dijo Jake- Vayan yendo, yo iré mañana.
- Te amo –lo besé- Adiós, nos vemos.

Narra Jacob:
Estaba muy feliz por irme a vivir con Bella. Había estado muy preocupado pensando en lo que sería su marcha y sufriendo por eso. Ahora solo quedaban tres problemas.
- Debía inventarle una historia sobre el lobo.
- No iba a poder transformarme mientras estuviéramos juntos.
- Por las noches mientras dormía debía ingeniármelas para salir de Forks y juntarme con la manada.
Pero la más complicada de las tres cosas era la primera. Me quedaba un día para planear y organizar todo lo que haría y diría. Lejos de esas complicaciones era la persona más feliz del mundo al no tener que separarme de mi Bella. No podría haber vivido mucho tiempo sin ella.

- Espera –sonreí antes de que subiera a la camioneta. Noté como Charlie nos echaba una ojeada y luego arrancaba el coche-
Cuando dobló en la esquina, es decir, que ya no podía vernos, corrí hacia bella que se encontraba al lado de la puerta del monovolumen.
- Te amo! –me dijo. Adoraba que me dijera eso, escuchar un “te amo” de sus labios. Ella era todo lo que yo siempre había esperado, y era como un sueño hecho realidad que ella estuviera enamorada de mí-
Puse un brazo a cada lado de los de ella, encerrándola entre mi cuerpo y el monovolumen. Agaché mi rostro hasta el suyo y la bese tiernamente. Me era difícil controlar mis fuerzas con ella, ya que era tan débil. Pero luego ella comenzó a besarme con más entusiasmo y yo la imité.
- Creo que con esto será suficiente hasta mañana. Tengo mi cuota del día –sonrió en cuanto nos separamos-
- Si, pero por si acaso –reí y le di un pequeño beso. Sentía que ahora que por fin estaba conmigo, debía disfrutar cada segundo que pasaba al lado de ella al máximo-
- Amor, Charlie se enojará –susurró con ojos tristes-
- Oh, Si! Lo siento –me aparté de la puerta- Te amo.
- Estaré esperando a mañana con ansias.
- Sobrevive en Forks sin mí –reímos, y con un ruido estruendoso arrancó el monovolumen y desapareció entre los arbustos-

Cansado y algo mareado me dirigí al interior de la casa.
- Te vas! –dijo Billy con el rostro inexpresivo en cuanto entré-
- Si papá, te echare de menos pero vendré todos los fines de semana a visitarte –sus labios se curvaron en una sonrisa-
- Me pone muy feliz por ti. Disfrútala mucho.
- Gracias. Ah, y papá, lo del lobo.. ¿Qué hago? –agaché la cabeza apenado-
- Tranquilo. Sigue a tu corazón, si es por Sam y los demás, no te culparan. Tu no sabías que ella estaba aquí.
- Debo inventar alguna historia que Bella sea capaz de tragarse.
- Si –dijo de acuerdo conmigo- es una muchacha muy inteligente.
- ¿No puedo…
- Decirle la verdad? –dijo antes que yo pudiera completar la frase. Si, eso quería. No tenía ganas de seguir ocultándole la verdad a Bella ahora que ella también era parte de mi vida-
- Si, eso.
- No lo se Jake –añadió Billy con voz ronca y mirada triste-
- Papá, es Bella. No tenemos secretos.
- Debes hablarlo con Sam.
- Lo haré ya mismo –finalicé y salí disparado hacia el bosque-
Me escondí entre los árboles por si acaso y me quité la ropa. Anudé el pantalón en mi pierna y acto seguido una oleada de fuego recorrió mi columna, provocándome fuertes dolores en las articulaciones. La transformación fue rápida. La quemazón fluyo por todo mi cuerpo y sentí esa llama que hacía de mí algo más, que me convertía a mi en “otro yo”, mi forma lobuna.
Caí ágilmente en mis cuatro patas, y comencé a correr hacia la casa de Sam, poniendo toda mi fuerza en los cuartos traseros.
En cuanto estuve cerca, decidí buscarlo por su mente.

Sam, ¿estás ahí?
Jacob, si. ¿Qué sucede?
Debo hablar contigo…
¿Cómo lobos?
Mm, mejor no. Voy hacia la casa.

Con una nueva pero rápida quemazón volví a quedar en dos piernas. Desaté el nudo de los pantalones. Desaté el nudo de los pantalones, y me los enfundé.
Crucé el bosque hasta llegar a la carretera frente la casa de Emily, donde se encontraba Sam.
- Debo hablar contigo –suspiré. Ya me veía a Sam enojado por mi descuido, pero no era mi culpa-
- ¿Sucede algo malo? –preguntó preocupado-
- Me voy de La Push –dije todo de una, sin enredos-
- ¿Qué? –gritó con cara de enojado-
- Bella me ha invitado a vivir en Forks con ella. No puedo decirle que no! Además, quiero hacerlo.
- Pero debes proteger la reserva.
- Y lo haré, Sam. Saldré todas las noches y veces que me necesites a patrullar. Si lo deseas vendré con el resto de la manada.
- ¿Qué le dirás a Bella?
- Ah, eso… -no sabía como contarle el incidente de esa tarde. Se me hacía muy difícil-
- No me asustes –se puso más serio que antes-
- Bella viajaba a Forks temprano, y yo supuse que ya estaba lejos…
- Pero… -me interrumpió sin dejarme terminar-
- Pero apareció en mi casa esta tarde, y yo había cambiado de fase… Entré a la casa y aparecí como humano, le dije que luego le explicaría que era ese lobo.
- Invéntale algo!
- Sam! Es la mujer de mi vida, no puedo mentirle.
- Pero es una humana!
- ¿Y que hay de Emily? –grite enojado. No habría diferencias entre ellas- También es una humana!
- No es lo mismo –dijo sin saber que más reprocharme-
- Si lo es. Es tu novia, es humana y sabe nuestro secreto. ¿Algo más?
- Estará en peligro… -hizo caso omiso a lo que le dije-
- Yo la protegeré.
- ¿Tú solo?
- Los demás me ayudarán. Son casi mis hermanos, ¿tú no?
- Claro que si, Jacob
- Entonces, ¿cuál es el problema?
- Tu ganas chico, cuéntale. –se rindió. Bien! Jacob 1, Sam 0-
- Muchas gracias Sam.
- ¿Cuándo te irás?
- Mañana al amanecer.
- Estaremos en contacto.
- Cuando me necesiten solo llámenme.
- Eso haremos, mucha suerte.
- Adiós Sam –finalicé-
Estaba feliz. Ya me había quitado dos problemas de encima. Solo me quedaba preparar las maletas y rogar que Bella no temiera de mi. Era lo más importante, no podía perderla, no después de tantos años de amarla en secreto y sufrir sin ella.
En mi mente se aparecieron unas horribles imágenes.

- Bella, debo decirte la verdad… porque te amo.
- Que…sucede? –dijo preocupada mientras llegábamos al bosque-
- Yo…. –me paré en seco. No sabía como decírselo-
- ¿Tu qué Jake?
- Yo, no soy un humano normal. No te asustes –comenzó a retroceder a grandes zancadas-
- ¿Cómo que no? –gritó-
- Soy un hombre lobo… -comenzó a reír a carcajadas- Bella, no es broma –dije serio-
- Ya Jacob, no digas pavadas.
En menos de lo que tardó en pestañear, entré en fase y ella me miró con ojos horrorizados.
- ¡Haaaaay! ¡Ayuda! –gritó y salió corriendo-

No, Bella no era así, creería en mi… o eso era lo que yo quería.

Anticipación

Jake me acompaño hasta mi casa, ya que había anochecido.
- Es tu turno de quedarte para comer –sonreí en cuanto traspasamos la puerta-
- Hola chicos –sonrió mi madre- Jake, ¿te quedarás no?
- Yo, no lo se… Bueno, gracias –dijo algo nervioso-
- Seguiré cocinando –agregó Reneé y volvió a la cocina-
- Anímate, al menos a mis padres ya los conoces de toda la vida!
- Y creo que eso es lo peor –reí-
Mi madre cocinó carne al horno con patatas. Mientras lo hacia, con Jake vimos una película. Charlie había ido a ver a Billy, por lo que teníamos el televisor libre. Nos recostamos en el sofá y encontramos una película romántica que nos gusto. Se llamaba “The treasure of love” y trataba de dos buscadores de tesoros que trabajaban junto a un equipo y durante una expedición se habían enamorado. Él en una ocasión estuvo por morir, pero ella lo salvó y terminaron casándose.
Luego de llorar un rato con la película, que mi madre terminara de cocinar y que mi padre llegara a la casa, nos sentamos a la mesa.
Yo me coloqué con Jacob de un lado de ella, y mis padres al frente nuestro.
Tomé la mano de mi novio mientras mi madre servía la comida. Se veía algo tensa. Comimos en silencio hasta que Charlie se dio por vencido y hablo.
- Hay, ya Bells. Debo decírtelo! –puse cara de póker- Mira, han adelantado el comienzo de mi trabajo ya que hubo incidentes en Forks y murió mucha gente –Jake gruñó por lo bajo- En fin, mañana temprano partimos hacia Forks.
- No… pueden hacerme esto –balbuceé y me quedé boquiabierta-
- Bella, es así.
Me paré en seco haciendo que la silla chirriara. Noté de reojo como las manos de Jake empezaban a temblar y cerraba los ojos con cara de concentración. Como acto-reflejo coloqué mi mano en su hombro y de a poco su mano dejó de moverse. Salí corriendo de la cocina y de la casa… Quería irme, lejos de allí, no quería que me enviaran a Forks, me alejaran de mi novio… Sin embargo, estaba escapando sin él. Pero ya era demasiado tarde, no podía volver. Me sentía una niña caprichosa escapándose de sus problemas en vez de enfrentarse a ellos, quería que mi Jake estuviera ahí, que me parara para hablar, que me apoyara y contuviera. Mis ojos se humedecieron y unas pequeñas lágrimas brotaron de ellos pero terminaron siendo grandes mares de ellas.
- Bella, amor, no! –mi paso era torpe y raramente no había tropezado aún. Estaba llegando al bosque, quería internarme en él por siempre en mi lugar, en La Push-
- Al bosque no! –oí un grito y reconocí al dueño de aquella voz. Era mi Jake-
Quise parar y correr a abrazarlo pero no pude, mis piernas corrían solas. De pronto empezó a llover. El agua caía bruscamente y estaba helada. Tal vez ya había lloviznado y no lo había notado… Mi vista comenzó a nublarse más a causa de las lágrimas y el agua que empapaba mi rostro. Volteé la cabeza y vi como mi novio corría a una velocidad sobrenatural, pero no creía en mi vista. El mareo sumado a lo borroso que veía… Reí en mi fuero interno, no podía estar imaginando algo tan absurdo.
Y de repente, mis piernas fallaron como raramente no lo habían hecho aún. Tropecé con una piedra cerca de la entrada del bosque, y caí de rodillas. Estaba helada, toda mojada y temblando de frío. Noté un fuerte dolor en mis piernas.
- Amor! –Jake llegó a donde me hallaba tirada y me envolvió entre sus cálidos brazos. Un fuego ardiente recorrió mi cuerpo en cuanto me tocó, eliminándome el frío casi del todo. Sin embargo, seguía temblando-
Se sacó su remera y me envolvió en ella.
- ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? –mis ojos se cerraban solos del cansancio. Había corrido mucho y la verdad es que me hacía falta hacer actividad física más seguido. Quería responderle, contestarle que estaba bien pero la voz no me salía. Procuré entreabrir los ojos y formular un con los labios. Suspiró-
Me agarró entre sus brazos como a una niña pequeña. ¡No lo podía creer! ¿cómo podía tener tanta fuerza?. Pero pronto recordé Forks y preferí que mi mente divagara por lugares especiales, sola con Jake. Era lo único que quería y tampoco hacía falta un lugar especial. ÉL era mi lugar especial. Dejé de imaginar cuando noté que habíamos parado. Genial, me esperaba una larga charla con Reneé y Charlie.
Traspasamos el umbral de mi casa en un solo paso. La puerta estaba entreabierta y logré notar como mis padres se movían del sillón donde se encontraban sentados y Jake me recostaba en él. Junté mis dedos alrededor de su cuello sosteniéndolo como a una presa. No quería separarme de él ni por un segundo.
Sonrió y me dio un pequeño beso en los labios mientras se arrodillaba a mi lado.
- No me iré mi amor –susurró en mi oído-
- Que le ha ocurrido? –preguntó Reneé preocupada al verme toda embarrada, mojada y temblando-
- Corrí tras ella, pero comenzó a llover y tropezó –cierto, llovía. Por eso tenía tanto frío-
Ya no me sentía tan mal. Solamente habían quedado el frío y el dolor en las piernas y por suerte el tembleque había cesado-
Me incorporé en el sillón.
- Bells, recuéstate –sugirió Charlie-
- Me siento bien –refunfuñé. El enojo no se me había ido aún- Y sabes que no quiero irme! –bajé la mirada-
- Bella, eso no puede cambiar.
- Puede quedarse con Billy y conmigo en casa. Sabes que él estaría encantado –Charlie lo fulminó con la mirada-
- Si, ¡eso! –dije eufórica-
- Hija, ya hemos tomado la decisión –agregó Reneé-
Me paré aún con las piernas entumecidas y subí escaleras lo más rápido que pude escaleras arriba para echarme a llorar en la cama. ¿No entendían que no quería irme?
Alguien tocó la puerta.
- Que nadie entre –bufé aunque oí igualmente el sonido chirriante de la puerta abriéndose-
- Bells! No Bella, mi amor –me acarició la espalda Jake- no llores!
Se sentó en el piso y me senté en su regazo apoyando suavemente mi cabeza en su hombro hirviente. Las lágrimas seguían cayendo por mi rostro.
- No podré vivir sin ti –susurré-
- Mi vida, no estarás sin mi. Iré todas las semanas, todos los días si así lo deseas.
- Yo quiero estar SIEMPRE contigo amor, y aunque Forks quede cerca, lo nuestro no será lo mismo –dije triste-
Me quedé varios segundos callada, llorando. El no articulaba palabra, solamente me miraba con ternura y yo intentaba no continuar llorando refregándome los ojos.
- Jacob, puedes dormir aquí si así lo quieren. No quiero que Bella se quede sola esta noche en este estado –dijo Reneé y yo aparté la mirada del rostro de Jake, que se curvó en una sonrisa-
- Claro que quiero.
- Te traeré un colchón –dijo mi madre, y a los pocos minutos volvió con él y con una manta.
- Gracias –dijo Jake y Reneé colocó el colchón a nuestro lado.
- Lo siento Bells –se fue y cerró la puerta-
- Bella, estás muy cansada –susurró mi novio- Será mejor que descanses un poco –me besó la frente-
Lo abracé por unos segundos y me recosté en mi cama. No quería dormir, prefería parar el tiempo en esa noche para que estuviéramos juntos el resto de nuestras vidas.
Jake me arropó y se fue a su cama improvisada. Acomodó la manta como pudo y se recostó.
- Hay, ya. Ven aquí! –abrí mi colcha riendo y le hice un espacio en la cama junto a mi- Al fin y al cabo, eres mi novio –con una sonrisa en su cara, se deshizo de la manta y se recostó a mi lado. Lo tapé con la colcha al tiempo que me acurrucaba a su lado y el me acarició el pelo-
- No quiero irme –susurré-
- Yo tampoco quiero que te vayas –me miró a los ojos-
Lo abracé y besé con mucho amor y el hizo lo mismo. Todavía no estaba del todo repuesta, por lo que además de hiperventilar y que mi corazón latiera al máximo, mi cerebro se desconectó de mi cabeza y me empecé a marear. Nada me importaba si sus labios estaban sobre los míos.
Me acomodé sobre el y lo empecé a besar con intensidad.
El hizo lo mismo y pasó sus grandes manos por mi pelo, enredando sus dedos en el y atrayéndome más hacia su cuerpo aunque eso fuera imposible. Yo pasé mis brazos por detrás de su cintura mientras nuestros labios se movían acompasados.
Ahora solo importábamos él y yo.

- Mi amor, ya es tarde, mejor vamos a dormir –susurró Jake-
Bufé y me acurruqué a su lado cerrando los ojos. Tenía que haber alguna posibilidad… alguna oportunidad para quedarme y no tener que separarme de él.
Logré dormirme aproximadamente una hora más tarde. Esa noche tuve un sueño, que fue mi gran ayuda, mi solución para seguir al lado de mi novio y no tener que separarme de él por culpa de mi mudanza a Forks. Y lo iba a lograr, iba a poder. Ya sabía que tenía que hacer, y pronto podría poner mi plan en marcha.

Me levanté instantáneamente cuando me di cuenta que era ya de madrugada. La ventana había quedado abierta la noche anterior, por lo que todo el sol se filtro por ella directo a mis ojos. Iba a extrañar mucho que ocurriera eso casi todas las mañanas excepto cuando, raramente, el sol se escondía detrás de las nubes. Me di la vuelta, y por sorpresa me di cuenta que Jake no estaba. Abrí los ojos como platos.
- Aquí estoy –sonrió desde el colchón- tu padre ha entrado hace unos minutos y si me encontraba durmiendo contigo de seguro se enojaría-
Asentí y me eché a su lado en el colchón.
- Tu si que estás en todas. Buenos días –sonreí cerca de sus labios-
- Hola hermosa –cortó la distancia entre nosotros y me besó- ¿Dormiste bien?
- Excelente –dije al recordar mi sueño- Fue la mejor noche de mi vida –se me escapo una risita- ¿y tú?
- Bien –sonrío satisfecho- tenemos que aprovechar al máximo tu último día en La Push –agregó. Aunque volvería a estar con él todos los días, aprovechar un día entero juntos no estaría nada mal…- Y ¿qué quieres hacer hoy? –Me sacó de mis pensamientos mientras jugaba con un mechón de mi cabello-
- Lo que tú quieras. Haría cualquier cosa que nos incluya juntos –sonreí-
- Sabes que eres única, ¿no? Eres muy especial, Bella. Toda tu persona; tus labios –paso su dedo índice por ellos- Tus ojos… en los cuales me pierdo cada vez que los veo, tu sonrisa, tus besos… -parecía que me estuviera leyendo el pensamiento- tu gusto por los cachorros –rió-
- ¿Qué? –pregunté algo confusa-
- Nada, una broma de mal gusto –dijo al tiempo que sus carcajadas cedían-
Agarró mi cara entre sus manos y beso con cuidado mis labios durante un largo lapso de tiempo. Nada podría separarnos excepto…
- Bella –dijo Charlie abriendo la puerta- Oh, lo siento –se ruborizó. Si, mal momento para entrar papá- quería avisarte que deberías comenzar a empacar tus cosas –lo miré con mala cara- esta tarde nos vamos –genial. Mi lapso de tiempo para disfrutar era cada vez mas corto-
Me quedé pensando en todas las cosas que dejaría allí, mientras Charlie cerraba la puerta y se escuchaban sus torpes pasos bajando de la escalera. No vería a mis amigos tanto como antes, cambiaría de casa, incluyendo todos los recuerdos que tenía en ella, extrañaría mucho los días en la playa con todos, y todas las cosas especiales que tenía ese lugar, MI lugar.
- Amor –Jake me sacó de mi trance- Creo que deberías hacerle caso a tu padre –dijo tiernamente, e hice puchero-
- Tu también? –bufé. Parecía que ese día todos se habían complotado en mi contra-
- Es que tiene razón –intentó calmarme, y lo logró. Nada que el quisiera hacer conmigo podría tener un resultado negativo-
- Tu también deberías hacerlo –susurré muy bajito mientras mi cabeza procesaba todo lo que debía hacer esa tarde-
- ¿Qué?
- Nada, nada –mentí. Era increíble la facilidad que tenía para mentir últimamente. Claro, si era una cosa tan importante y que tanto querría, ¿no me iba a esmerar para que todo saliera bien?-
Me separé de él a regañadientes, fui a mi armario y comencé a sacar cosas. Quería matar el tiempo por lo que apile todo por prenda de vestir, mientras Jake miraba cada movimiento que hacía con cautela. Por un momento noté que sus ojos dejaron de seguirme y se estancaron en un lugar en especial. En mis ojos.
- Como voy a extrañarlos –sonrió y me tiré a sus brazos con ternura- Dale, termina –sonrío y me separó de él-
- No es culpa mía que esté haciendo los deberes y mi querido novio me distraiga –reí y el se unió a mis carcajadas-
Volví a apilar todo como antes, hasta acabar de vaciar mi ropero y los cajones. Cuando por fin termine, comencé a guardar todo en una maleta. Al cabo de unos minutos ya todo estaba allí, bien acomodado. Sin saber mas que hacer, decidí bajar con Jacob pisándome los talones.
- ¿Reneé?, ¿Charlie? –pregunté al encontrarme que no había nadie. Llegué hasta la cocina y vi un papel escrito dirigido a mí-

Bella: No queríamos molestarlos por lo que no te avisamos personalmente. Estamos yendo hacia Forks, mudando muebles y las cosas más grandes. En unas horas volvemos a casa y llevamos lo último que falta, así que por favor deja todo listo así nos vamos.
Nos vemos, y perdón por todo esto. Te quiero mucho.
Reneé.

Era única que entendía un poco por lo que estaba pasando, pero igualmente tenía que asimilar todo lo que me estaba ocurriendo y despedirme de todas las cosas que me unían a la reserva.
Tomé a Jake de la mano y comencé a su lado, a recorrer toda la casa contemplando cada habitación y recordando cada momento especial en ella. Mi vida en La Push ya había terminado, y ahora me tocaba un conjunto de cosas nuevas por hacer y aprender. Desde pueblo nuevo, clima nuevo, casa nueva, escuela nueva. Oh, genial, tendría que pasar por el año en que te llamaban “La estudiante nueva” a la cual todos miran y que por suerte en la reserva no había vivido ya que cuando curse mi primer año éramos todos nuevos allí.
Unas silenciosas lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Me apresuré a sacarlas para que Jake no me viera, pero en ese instante dio la vuelta hacia mi y me observó con ojos tristes. Sabía que él me apoyaría cuando viviera todo esto, pero igualmente era una persona muy reticente a los cambios. No, definitivamente no me gustaban.
Hundí mi cabeza en su pecho y me abrazó. Ahora si, rompí a llorar.
- No, no debes llorar –besó mi cabello-

- ¿Te falta mucho Bella? –Preguntó Charlie mientras apilaba las valijas en el coche-
Por mala suerte el mío debía quedarse en el garaje de Jake ya que continuaba sin arrancar.
- Ya voy –bufé-
- Tengo un regalo para ti, ven –susurró mi novio para que mis padres no escucharan. Tomó mi mano y salimos por la puerta trasera-
- No me tardo –grité-
Llegamos a su casa en muy poco tiempo. Allí aparcado se encontraba su querido monovolumen, el que usaba siempre y tanto adoraba. Tenía un gran moño rojo encima.
- Hay, Jake –me quedé boquiabierta. No podía creer que me regalara uno de sus objetos más deseados- Esto es demasiado! Tu amas este coche.
- Y a ti, por eso los quiero juntos –puso una sonrisa torcida, que hizo que una carga eléctrica pasara por todo mi cuerpo-
- Muchas gracias, lo amo –dije saltando arriba suyo-
El auto era un modelo muy antiguo, estaba viejo y hacía un ruido estruendoso, pero era un gran recuerdo de Jake, La Push y mi niñez allí.
- Ya, creo que debemos despedirnos –dijo con una sonrisa que no le llegó a los ojos-
- Pero nos veremos siempre! –dije intentando subirle el ánimo. Cada segundo de nuestras vidas nos veríamos ahora.
- Ahora soy yo el del autoestima baja –rió. Porque ahora era yo la que sabía que lo seguiría viendo. Lo besé- Debes irte ya –asentí-
Me pasó las lleves del coche, y me subí a él. Las puse en contacto y arranqué con cuidado. El familiar rugido me hizo sonreír. Bajé la ventanilla y me asomé por ella.
- Cuídate, nos vemos pronto –susurró y me besó-
Luego de unos minutos cerré la ventanilla y me despedí con la mano.
- Hasta dentro de un rato –susurré y me fui a casa-
Reneé y Charlie ya habían terminado de apilar todo lo que nos llevaríamos.
- Y el monovolumen Bella? ¿Lo llevas? –dijo mi madre-
- Si, Jake me lo regaló –dije contenta-
- Genial! Podemos llevar las cosas que en el coche no nos entraba, así no debemos hacer solo un viaje –comentó Charlie. En realidad era mejor hacer dos viajes, así yo iba en el segundo y tenía tiempo de hablar y arreglar las cosas con Jake, pero ya estaba hecho. Colocaron las ultimas cosas en la parte trasera del monovolumen-
Cuando de una vez por todas terminaron de empacar todo, arrancaron el auto y yo hice lo mismo después de ellos. Estaba nerviosa, pero todo saldría como lo había planeado.

Ya era momento. Estábamos por abandonar la reserva. No sabía el porque, ya que podía haberlo hecho antes, pero sentía que ese era el momento de actuar.
En una de las curvas, giré el volante, cambiando mi destino. Presioné el acelerador lo más fuerte que el monovolumen lo permitía y en poco tiempo volví a llegar a la casa de mi novio.
Pero cuando llegué a la casa, noté un tumulto en el umbral de la puerta, que no era Jacob. En su lugar había un gigante lobo color rojizo.

domingo, 10 de enero de 2010

No más amistad.

Fue algo que jamás hubiera esperado de él. Justo él, mi amigo Jake. Pero fue algo más extraño por mi parte. No fue tan... malo como siempre creí. Fue un beso, se podía decir, increíble. Nunca había esperado besarlo a él, para mi era solamente un amigo, más que eso pero lo sentía como un hermano. Pero ese beso si lo cambiaba todo, nunca había pensado en querer a Jake como un novio, o como una quiere mucho a una persona de la cual se enamora y tampoco nunca hubiera sabido eso de no ser por ese beso, que fue algo mágico. Por inercia, seguí el camino de sus labios en los míos, acompasando el beso. Puso sus manos detrás de mi cabeza atrayéndome hacia él y me dejé llevar. Una ola de emociones recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, todos los sentimientos que muy en el fondo sabia que existían y los había guardado en mi interior, salieron a la luz.
- Lo siento –dijo en cuanto se despegó de mi-
- No lo hagas –susurré, no sabiendo si lo que decía era lo que realmente sentía-
- Que? –dijo anonadado. Sus ojos se abrieron como platos, no podía creer lo que escuchaba-
- No lo sientas Jake…- Estás loca? –Preguntó atónito-
- No Jacob Black. Gracias! Acabo de descubrir que estoy enamorada de ti –me eché a sus brazos y volví a besarlo como antes. Mis manos llegaron a su espalda, donde lo acaricie con ternura y el puso sus manos a cada lado de mi cara, empujándome contra sus labios como si hubiera distancia entre ellos-
El sueño que había tenido hacía poco tiempo en el hospital y me había horrorizado ya no era un horror.
- Te amo con toda mi alma, Isabella Swan. –se paró y me alzo como a una niña. Puse mis piernas alrededor de su cintura y empezó a girar como si fuéramos dos niños pequeños. Estire mis brazos, para luego colocarlos alrededor de su cuello-
- Yo también te amo mi amor –sonreí y lo besé. Podía quedarme ahí y con él para siempre- Y tampoco quiero separarme de ti.
- Ahora no quiero llevarte a tu casa –hizo puchero- Quiero secuestrarte y tenerte para siempre conmigo! –rió y yo con él-
- Por mí me quedaría para siempre aquí contigo –miré al mar-
- Gracias –susurró cerca de mis labios-
- Por que? –pregunté aún sonriendo. Con él era imposible no hacerlo-
- Por hacerme el hombre más feliz del mundo!
- Tu igual –lo besé. Aunque hacia poco lo había descubierto, amaba sus cálidos besos- Siempre lo había necesitado y lo había querido de una forma especial, siempre que él había estado mal yo también lo había estado, cada vez que el se iba de viaje lo extrañaba mucho pero nunca había imaginado que sentía por el algo tan especial hasta aquella preciada noche.
- Bella –me bajó, apoyó una rodilla en la arena y la otra la dejo extendida. Tomó mi mano- Quieres ser mi novia?
- Si, quiero ser la suertuda oficial novia del señor Jacob Black –sonreímos-
Nos volvimos a acostar en la arena, pero esta vez mi cabeza estaba apoyada sobre su pecho, y yo estaba acurrucada en él. Era algo increíble, ÉL, mi mejor amigo de todo el tiempo, ahora era la persona a la que más necesitaba y amaba... Bostecé.
- Aunque no lo quiera –me miró pícaro- te llevaré a tu casa así duermes-
- Mañana nos vemos? –pregunté haciendo puchera-
- No podría estar un día sin verte –me agarró en sus brazos y me llevó hasta mi casa. Tomé las llaves de abajo del alero y abrí la puerta-
- Ahora ya se donde están las llaves, cualquier día me aparezco en tu habitación –rió y entramos a casa. Subimos las escaleras tomados de la mano y llegamos a mi cuarto. Me acostó en la cama y me arropó.
- Fue la mejor despedida de todas –sonreí y me besó. Pero en ese momento caí verdaderamente en cuenta de que ese día era una despedida, que realmente debía mudarme a Forks, y debería separarme de Jake-
- Que sucede? –preguntó al ver que se había borrado la sonrisa de mi rostro-
- Jake, me voy a Forks! No te veré casi nunca –bufé-
- Me tendrás ahí todos los días. No podría vivir sin ti –se sentó a mi lado en la cama-
- Gracias por todo. - Lo hago por ti. Justo ahora tienes que irte de aquí -susurró-
- Si, si antes no quería hacerlo, imagina ahora! -me besó de repente y me deje llevar. Volví a bostezar-
- La dejo dormir, señorita –sonrió- Que descanses, mi princesa –se paró-
- Jake –se dio vuelta- Te amo! - Yo también –salió de la habitación-
Esa noche mis sentimientos sí que habían dado un gran giro. Ahora Jake era más que un amigo, incluido más que un hermano. Era la persona a la cual amaba y quería tener a mi lado para siempre, era MI Jacob. Debía encontrar la forma de decírselos a mis padres, aunque dudaba que tuvieran problema alguno ya que ellos adoraban a mi.. a Jake. Aunque prefería esperar para actuar.
- Hola! -sonreí a Reneé en cuanto bajé las escaleras sonriendo-
- Hola Bells, como estás?
- Bien. ¿Que hay para desayunar?
- Huevos revueltos. Quieres? -asentí y me dio un plato cargado de ellos-
Comí rápido ansiosa de salir de casa un rato. Miré por la ventana. Genial! había mucho sol.
- Que te ocurre? Te veo muy... ansiosa! -sonrió mi madre sentándose en la mesa que se hallaba al otro extremo de la mía y comiendo sus propios huevos.
- No es nada mamá -mentí. No era el día para contárselo todavía-
- Hija, te conozco, aunque te duela -rió- Estás muy extraña.
- Bueno te cuento, pero no le digas nada a Cha...
- Hola! -me interrumpió Charlie entrando por la puerta principal. Me salvó la campana-
- Hola papá -dije eufórica-
- Luego me cuentas -susurró Reneé para que yo sola pudiera oírla y le guiñé el ojo-
- Puedo ir a la casa de Jake? Seguramente nos juntaremos con los demás -comenté ni bien termine mi desayuno-
- Si, ve hija.
- Gracias! Adiós mamá, adiós papá -los besé en la mejilla y salí de la casa-
Agarré mi auto, para llegar más rápido. Tenía muchas ganas de volver a ver a mi Jake, ya lo extrañaba. Pero el auto no arrancó. Presionaba el acelerador, pero nada ocurría. No perdería tiempo con mi auto, ya tenía un año y algún daño debía tener, por lo que guardé las llaves en mi bolso y me fui caminando.
- Hola! -susurré en cuanto me abrió Jake. Moría por tirarme en sus brazos, pero desconocía si había hablado o no con Billy- tu padre está?
- Si, ven -tomó mi mano- Papá, es Bella. Le mostraré un repuesto de autos nuevo que conseguí, pero está en mi habitación. Estaremos allí un momento -dijo, y me llevó por el pasillo hacia ella-
- Ahora si -susurré y me subí en sus brazos- Te extrañe! -lo besé-
- Yo también mi amor, ahora que estás conmigo no quiero que me faltes ni un segundo -susurró entre besos- Pasé mis brazos por su cuello, y me subí encima de él, era un sentimiento irrevocable, inexplicable. Simplemente, lo amaba con locura.
- Te amo demasiado. Eres mi perdición -volví a besarlo-
No quería despegarme de él, de su aroma, de su rostro, de sus besos. Ahora él era mi vida y todo se arruinaría por ese viaje.
- Amor, le dirás lo nuestro a tus padres? -susurró mientras yo jugaba con su cabello-
- Eso creo...- Pues, le quiero contar a Billy, y es posible que él llame a Charlie -bufó-
- Si quieres le contamos juntos a Billy... Ahora -sonreí- Le podemos pedir que no hable con mis padres y le aseguraremos que luego hablaremos con ellos.- Genial -se paró y me tomó de la mano-
Cuando llegamos a la sala de estar de la casa de Jake, vimos a Billy que se encontraba en su silla de ruedas, leyendo las noticias del periódico.
- Papá -disimuladamente, Jake soltó mi mano-
- Ah Jacob. No los oí entrar ¿Qué sucede?- Billy, queremos hablar contigo -dije-
Nos sentamos en el sofá.
- ¿Pasó algo malo? -abrió los ojos como platos-
- Todo lo contrario -lo tranquilizó su hijo y me sonrió. Asentí- Es que Bella y yo... estamos saliendo juntos.
- ¿Enserio? Cuanto los felicito chicos!. Bella -me miró y me acerqué a el- Serás una increíble compañía para mi hijo. La mejor que él puede tener -le tomé la mano a Jake que estaba detrás mío y éste se acercó a su padre, quedando junto a mí- Hacen una pareja hermosa.
- Gracias. Ah, y Billy -añadí- No hables de esto con Charlie ni Reneé, todavía no hemos hablado con ellos.
- Ni una palabra -prometió-
- Gracias de nuevo -lo abracé-
- Nos vamos a la playa papá. Volvemos a almorzar. Bells, ¿comerás aquí? -me sonrió y no pude negarme a esa hermosa sonrisa, aunque sin ella tampoco me hubiera negado-
Nos despedimos de Billy y nos encaminamos a la playa.
- Jake, apropósito -lo abracé mientras caminábamos- mi auto se descompuso, lo noté antes de salir hacia tu casa
- Que tiene?
- No lo se, no arranca.
- Tranquila, luego lo veo.
- Gracias mi amor.
Hacía mucho calor, por lo que nos metimos al mar. Por suerte siempre llevaba traje de baño bajo mi ropa. Estuvimos un rato largo jugando con las olas, hasta que nuestros estómagos empezaron a crujir de hambre.
- Te dije que te amo? -susurró Jake en mi oído en cuanto salimos del mar-
- Humm... Sí, pero nunca me cansare de oírlo. Y yo también te amo.
- Entonces te tengo que decir algo: Te amo! -me besó mientras pasaba una mano por su espalda-
- Felicitaciones!!! -escuché una voz a varios metros. Genial, eran los chicos-
- Hay que galán -rió Seth mientras palmeaba a Jacob en la espalda.
- Lograste conquistarla, hombre -agregó Jared y lo fulminé con la mirada-
- Te felicito amiga! -me abrazó Emily-
- Gracias -me sonrojé- Como te ha ido ayer?
- Bien, estuvo increíble. Tal como tu noche, ¿no es así?
- Exactamente.
- Entran? -preguntó Leah señalando al mar-
- Justamente estábamos por ir a mi casa para comer -dijo Jake- Adiós -tomó mi mano, saludamos a nuestros amigos y volvimos a su casa-
- Billy, ¿puedo llamar a Charlie? -Asintió-
- Hola? -preguntó una voz al teléfono. Era de Reneé-
- Mamá, soy bella.- Hola hija, ¿cómo estás?
- Bien. Me quedaré a almorzar con Jake y Billy, ¿sí?
- Claro.
- Luego nos vemos, te quiero.
- Yo igual, Adiós hija.
Jake tomó mi mano y fuimos a la mesa que ya estaba servida.
- ¿Ya cocinaste? ¿Tan rápido? -mire a Jake-
- Fue él -señaló a Billy- lo hizo mientras no estábamos.
En la mesa, se encontraba un hermoso mantel color crema, con cubiertos, platos y spaggetis. Me senté al lado de mi novio, y su padre se sentó frente nuestro. Comimos en silencio.
- Y, como me salieron Bella? -preguntó Billy cuando acabé mi plato-
- Están exquisitos, Billy -sonreí-Cuando terminamos de comer, juntamos los platos y limpiamos todo lo que habíamos sacado. Finalmente, decidimos ir a casa para afrontar la charla con mis padres.
- Estás nerviosa? –Preguntó Jake dándome un apretón en la mano-
- Ya no. Realmente, digan lo que digan mis padres yo te amo y eso no cambiará –se paró en seco, tomó mi rostro entre sus gigantescas manos y me besó-
Llegamos al umbral de la puerta de mi casa en poco tiempo. Lograba percibir el aroma de lo que sea que mis padres estaban comiendo, y el ruido sordo de los tenedores sobre los platos.
Mi novio me dio un pequeño abrazo de aliento y abrí la puerta. Automáticamente los ojos de Charlie y Reneé fueron a nuestras manos entrelazadas.
- Papá, mamá antes que digan nada… Jake y yo estamos saliendo –noté como los labios de mi madre se curvaban en una sonrisa y los ojos de Charlie parecían perplejos.
- ¿Cómo? Y acaban de descubrir que se… aman –escupió las palabras una tras otro mi padre-
- Felicitaciones! –ahogó un grito mi madre y corrió a abrazarnos- Hay Bells, Jake… estoy muy feliz por ustedes. Siempre supe que tenían una conexión-
Noté la emoción en sus ojos, y le susurré al oído.
- Luego te cuento todo –me guiñó un ojo-
- Fe… felicitaciones –agregó Charlie luego de un momento de silencio, y me abrazó. Cuando llegó a Jacob, le dio un apretón de manos- Cuida de mi Bella.
- Siempre –contestó mi novio, y lo miré a los ojos por unos minutos. Esos ojos oscuros de los cuales no podía y nunca podría despegarme-
Charlie carraspeó.
- Lo siento –susurré-
- Jake, hay partido –puse los ojos en blanco- quieres ir a verlo?
- Claro –me dio un pequeño beso y se apoltrono junto a mi padre en el sillón frente al televisor-
Mi madre me arrastró hacia la cocina.
- Cuéntame! –dijo emocionada-
- Fue luego de mi fiesta de despedida. Jake me estaba acompañando a casa, y pasamos por la playa. Nos recostamos en la arena a mirar las estrellas, hasta que me confesó que me amaba y me besó.
- Que romántico!
- Creyó que el beso me había molestado, pero fue todo lo contrario mamá… Hasta ese momento no tenía en claro mis sentimientos hacia el.
- Lo amas mucho, ¿cierto?
- Con todo el corazón.
- Me alegro mucho hija –me abrazó- Por ambos.
- Gracias –me ruboricé-
- Ah, tengo un obsequio para ti –se encaminó a su habitación y en unos segundos estaba a mi lado nuevamente-
Había llevado una caja cuadrada, envuelta con un forro de estrellas y cerrado en un moño. Me lo entregó con delicadeza, por lo que supuse que era algo frágil. Intenté agarrarlo con sumo cuidado, pero mis manos me fallaron, se re resbaló de entre mis dedos y fue a parar al suelo con un ruido estruendoso.
- Oh, oh cuanto lo siento!
- Tranquila Bella –volvió a ponerlo en mis manos-
Esta vez con más cuidado, lo tomé y comencé a desarmar el moño y romper el envoltorio.
- Es preciosa! –abracé a mi madre con lágrimas en los ojos-
Era una cámara fotográfica muy linda, suponía que era una último modelo por lo compleja que era. Las fotos no eran lo mío, pero no obligatoriamente YO debía encontrarme en ellas.
Volvimos al living donde se encontraban Jake y Charlie mirando el partido. La semejante tranquilidad me abrumó.
- Jake –corrí hacia él- Mira lo que me ha regalado mi madre! –le mostré la cámara. Parecía una niña de tres años mostrándole a mis padres lo que me había regalado una compañera del jardín de infantes-
- Es hermosa, amor –sonrió- Ve a posar con ellos que te saco una fotografía –señaló a mis padres y tomó la cámara de mis manos-
Me coloqué en el sofá entre Charlie y Reneé, sonriendo y abrazándolos por la espalda. En cuanto sonó el flash me acerqué a mi novio y le saqué la cámara de sus manos.
- La segunda foto quiero que sea con Jake –le dí la cámara a mi madre-
Me acerqué a él dudosa y pasé un brazo por su espalda.
- Tranquila –me susurró, e hizo lo mismo que había hecho yo pero estrechándome más a el-
Pasé mis dos brazos por su cintura, rodeándolo con ellos, y él me imitó. Luego de que me besara la frente, miramos hacia delante y noté que Reneé nos miraba emocionada.
- Ya, mamá –sonreí para que sacara la foto. Mantuve la sonrisa hasta que la luz del flash se fue de mis ojos-
- Quieres volver a la playa? –susurró en mi oído. Asentí, quería privacidad-
- Mamá, papá, vamos a la playa. Adiós! –tomé la cámara, los saludé y salimos de mi casa tomados de la mano-
- Listo! No hay más declaraciones –sonrió feliz-
Llegamos rápidamente a la playa Primera una vez más y empezamos a sacarnos fotografías en el mar, arena, con las olas, etc. Logramos llenar el carrete entero en tan solo una hora.
- Luego debemos ir a revelar las fotos –me sonrió. Esa sonrisa me hizo sentir unas ganas tremendas de estar con él, pero no estar como estábamos ya, estar mas pegada a él, junto a él como si fuéramos una sola persona-
- Sabes que te amo mucho –caminé sigilosamente hacia él- Y que nunca te dejare ir –llegué hasta él y lo miré a los ojos. Podría quedarme horas enteras así- Eres mi prisionero –lo besé como nunca y el devolvió el beso de la misma forma-
Sus labios eran dulces y cálidos sobre los míos, incluso ardían pero nada me importaba en ese momento. Comencé a besarlo con más intensidad. Una lágrima broto por mis mejillas. Lo nuestro era amor verdadero, un amor imposible de explicar e increíble. Me secó la lágrima con un beso, y susurró cerca mío.
- Este debería haber sido el primer beso.
Busqué nuevamente sus labios, y pasé mis brazos por su espalda hasta llegar a su nuca. Entrelacé mis dedos detrás de ella y lo empujé más hacia mí.
- Te amo con toda mi alma, Jacob Black –susurré entre besos-
- Yo más que eso Bella, te amo de una forma inexplicable, cuando no estoy contigo ninguna parte de mi cuerpo funciona.
Me dio otro corto beso y luego nos sentamos juntos en la arena a mirar el mar y el horizonte, como hacíamos cuando éramos solo amigos.
- No se porqué no noté antes cuanto te amaba, fui una estúpida –recosté mi cabeza sobre su pecho ardiente-
- Bells, fue mejor notarlo después.
- De que hablas? –alcé la cabeza-
- Mira amor, las cosas deben ser a su tiempo. Por algo llegan antes o después. Algunas veces uno se enoja con la vida, por algo que sucedió… Nunca te pusiste a pensar que todo tiene un “Por qué”?... Sé que tuve que esperar mucho tiempo, pero imagina que te hubiera confesado que te amaba a los nueve años! Éramos pequeños y yo sabía que el amor que sentía por ti no se iría, pero de seguro no hubieras querido estar conmigo, y con razón. Tu eras mi mejor amiga y ademase ramos muy pequeños. Eso habría arruinado nuestra amistad y nunca hubiéramos llegado a esto. Prefiero, y estoy feliz de haber esperado a que llegara el momento. Nuestro momento.
Asentí.
- Tienes razón –agachó su cabeza hacia la mía que ahora se encontraba en sus piernas y me besó-

Charlie

Mi padre, el jefe de policía Swan como lo llamaban algunos, era el que cuidaba la ciudad. Todas las mañanas salía temprano a trabajar y volvía de noche, por lo que Reneé y yo estábamos todo el día solas en casa.
Las vacaciones no habían terminado, y pronto debería empezar el instituto en La Push. Ya había ido años anteriores, y no era la chica nueva. Pero Jake sí, ya que era menor que yo y comenzaría ese año. Sería divertido enseñarle el instituto y verlo en la cafetería al medio día.
Con mi madre solíamos quedarnos en casa mirando películas o ir de Shopping, y algunas veces yo iba con mis amigos a la playa y ella quedaba sola.

Ya me había despertado y estaba feliz de que ese sea el día en que volvería a casa. No muchas veces en mi vida me había encontrado en el hospital, pero no era nada lindo.
Me desperté nuevamente con Jacob tomado de mi mano, pero esta vez sí estaba despierto. Llegó el médico y Jake me dejó sola con él.
- Es tu novio? –preguntó sonriente-
- No! –grité con cara de horror- Es mi amigo.
- Ah, lo siento. Bueno Bella, te sientes mejor?
- Si.
- Te duele algo?
- No.
- Puedes responder alguna pregunta no monosilábicamente? –rió-
- Si –agregué uniéndome a sus risas-
- Ya puedes irte a casa. Se te nota mucho mejor, igualmente debes hacer reposo por un día y cuidar que lo que comas no te raspe la garganta, ¿entendido?
- Si señor –sonreí-
- Te dejaré sola para que te cambies, afuera están tus padres igualmente.
- Gracias.
Se fue y rápidamente me saqué el camisón y me puse una remera y unos vaqueros que se encontraban en el sillón donde anteriormente estaba mi amigo. Salí de la habitación cuanto antes.
- Bella! –dijo mi padre y corrió a abrazarme- Te sientes bien?
- Si papa.
- Hija, ya puedes ir a casa? –Agregó Reneé-
- Me acaban de dar el alta –sonreí-
- Puedo acompañarlos? –Preguntó Jake que se encontraba atrás de mis padres-
- Claro –sonrió Charlie. El y Billy, el padre de Jacob, eran muy amigos y se conocían de hacía mucho tiempo-
- Gracias jefe Swan.
- Anda Jake –le dio un empujón en el brazo- Sabes que puedes decirme Charlie.
Nos subimos todos al coche patrulla, cosa que no me agradaba nada hacer. No era agradable ir en un auto azul con luces de colores en el techo.
En cuanto llegamos a mi casa, mis padres me mandaron a recostarme a mi habitación. Jake me ayudó a subir las escaleras minuciosamente ya que ninguno entendía que estaba realmente mejor. Me llevó un vaso de agua, y me dio todas las comodidades que podía tener. Era mi mejor amigo, y amaba cuando hacia esas cosas y se preocupaba por mi.
De repente un recuerdo vino a mi cabeza. No era malo y bueno, era curioso. Recordé antes de tirarme al acantilado, cuando mis amigos habían llegado y alguien le había preguntado a Jacob si me iba a decir la verdad.
- Jake –dije incorporándome en la cama-
- Que sucede?
- Cual era la verdad que tenías que decirme? –le pregunté. Dudaba que me dijera la verdad-
- Oh eso Bella, lo descubriste –bajó la cabeza triste-
- Si lo descubrí. Que me estas ocultando?
- Era...Era una sorpresa Bells. Que quería hacerte este año para tu cumpleaños. No quiero decirte y los muchachos me decían que te cuente, pero prefiero que siga siendo secreto –explicó-.
- Oh –dije. Que estúpida era, yo que creía que me estaba ocultando algo- Gracias Jake.
- Que creías que era?
- Nada. Simplemente tenia curiosidad, no había sacado conjeturas –mentí-
Los pocos días que debía continuar en reposo se pasaron muy rápido. Había estado todo el tiempo con mi mejor amigo, y con el no hacia otra cosa que reírme y pasarla bien. El poco dolor que me quedaba y la sequedad en la garganta fueron desapareciendo rápidamente y en pocos días ya estaba igual que siempre.
Me levanté temprano, todavía estaba de vacaciones y era verano. Mis padres estaban desayunando, y al lado de ellos se encontraba mi desayuno. Me acerqué a la mesa agradeciéndoles, y comí mi omelet rápido.
- Bella –dijo Charlie- tenemos que hacer unos cambios –explicó-
- Que sucede? –pregunté-
- Mira, aquí no pasan muchas cosas por lo que mi empleo no es muy solicitado.
- Y?
- Entonces, me han dado un ascenso –explicó-
- Genial papá! –sonreí-
- Pero el ascenso no es acá. Nos vamos a mudar –agregó Reneé-
- Como que no? –me quede boquiabierta-
- Es en Forks.
Esto debía ser un sueño. Intenté pellizcarme para ver si lo era, pero parecía que no. No quería irme de La Push, era una de las mejores ciudades y además justamente mudarme a Forks? El lugar más frío y denso de toda la Península Olympic?
- Como que a Forks?
- Si Bella, se que no te gusta mucho ese lugar. Pero es por trabajo, además necesitamos el aumento que le darán a Charlie –dijo mi madre-
- No me gusta mucho? Nada me gusta! No puede ser en otra parte?
- No Bella, ya está decidido.
Salí corriendo de la casa y fui al único lugar donde recibiría apoyo y tampoco les gustaría mucho esa idea. Irme de mis amigos, de Jake, de la playa… para irme a Forks! Bosques, frío, oscuridad, gente nueva.
Llegué a la casa de los Black muy rápido y me senté en el umbral de la puerta con lágrimas en los ojos.
- Bella? –Gritó Jacob-
- Aquí estoy –respondí secándome las lágrimas-
- Que sucede Bells! –gritó al verme llorando-
- Jake, mis padres quieren mudarse. A Forks! –lo abracé-
- Como? Por qué? –Preguntó incrédulo-
- Por trabajo. Charlie ha conseguido un ascenso –dije aún en sus brazos- No te veré más.
- Puedo bajar a Forks, pero no será lo mismo sin ti La Push, Bella.
- Y mi vida no será lo mismo sin ustedes.
- Cuando te vas? –Preguntó mi amigo secándome las lágrimas-
- No lo se. Seguro pronto.
- Bueno tranquila, aprovecharemos todos juntos el tiempo que te queda acá. Te haremos una fiesta, y no nos separaremos –me animó. Era el mejor amigo que podía tener jamás-
- Gracias Jake, te quiero.
- Yo también.
Jacob me había prometido hacer una fiesta para mi despedida la noche siguiente ya que no sabíamos exactamente cuando nos mudaríamos a Forks y era mejor hacerlo antes, que hacerlo después.
La noche y la mañana se pararon muy rápidas. Había estado pensando todo el día en lo increíble que sería la fiesta. No me apetecía irme, pero el hecho de tener una fiesta me hacia pensar en otras cosas mas que en Forks, frío, etc. Los festejos no eran mi fuerte, aunque en especial ese, servía para despejarme y saludar a mis amigos, los cuales no vería tan seguido como antes.
A la hora del crepúsculo había aparecido Emily en mi casa, con dos cajas y algunas bolsas. Subimos las escaleras hacia mi cuarto, donde dejamos todo lo que llevábamos en las manos.
- Bella, no podré ir a tu fiesta. Tenemos planeada una salida esta noche con Sam desde hace bastante tiempo. –explicó-
- No importa Emily –respondí algo triste- Antes de irme te veré. –
- He traído vestidos para las dos, así estamos lindas –sonrió y yo bufé-
- Lo que mas me gusta –dije irónicamente-
Había elegido para mi un vestido color rojo, con pequeñas tiras, un poco mas largo de las rodillas y con una faja blanca; unos tacos rojos que a escondidas sustituí por zapatillas del mismo color, y unas hebillas para el pelo.
Ella se puso un vestido dorado sin tiras, largo y con volados.
- Tenías que agregarle un estilo “a lo Bella” –reímos mientras señalaba mis zapatillas-
- Sabes que los tacos no son lo mío –reí-
Me até el cabello en un rodete y Emily había agregado unos mechones ondulados que caían en mi cara. Ella se hizo algo similar, pero con el cabello suelto y se había maquillado la cara.
- Estas hermosa –gritó al verme lista-
- Tú también –sonreí amablemente. Y era cierto, todas las cortaduras que tenía en la cara (que a propósito, nunca me había enterado de cómo habían aparecido) ya no se notaban-
Bajamos las escaleras y llegamos a la cocina, donde se encontraban mis padres.
- Están hermosas las dos! Tan bellas! –gritó mi madre besándonos a ambas-
- Gracias mamá. Ya debemos irnos.
- Van a un baile? –agregó Charlie antes de que lográramos escapar-
- No! –Cerré la puerta de la casa con un fuerte estruendo- Adiós, más tarde vuelvo –grité para que me escucharan-
Me despedí de Emily, que se subió a su coche y luego me fui caminando hacia la casa de Jake. Era una noche maravillosa, por lo que ir en auto sería desperdiciarla. No hacía frío, aunque una hermosa brisa cortaba el calor intenso de la ciudad y de la tarde y la luna llena se encontraba justo en la mitad del cielo.
- Noche de hombres lobo –reí para mis adentros al recordar el mito que me habían enseñado años atrás en la escuela-
En unos minutos llegue a la casa de los Black. Estaban todas las luces prendidas y se oía la música un poco más fuerte que las charlas de mis amigos.
Me encaminé a paso más rápido hacia la puerta esperando ver a los chicos de la manada divirtiéndose, y toqué la puerta de la casa de mi amigo.
- Bella! –me abrazó Jake en cuanto abrió la puerta- Que hermosa estas! –me sonrojé-
Pero no era así. No solo estaban los chicos de la manada, sino que también estaban mis compañeros del instituto; Marie, Nicole, Alison, Peter, Jackson, Jason y algunos que sus nombres no recordaba bien. Todos estaban vestidos de camisas y pantalones de vestir, y las chicas llevaban puestos vestidos elegantes.
- No es mi casamiento! –Reí al ver sus ropas-
La casa también estaba muy linda. La habían decorado con algunas luces de colores, telas en el techo y flores esparcidas por doquier.
Pasé por donde se encontraba cada uno saludándolos. A los del instituto no los había visto desde que habían terminado las clases.
- Como te sientes? –Preguntó Paul- Jacob nos contó como te ha ido en el hospital. Nosotros hemos ido a verte, pero aún estabas dormida!
- Bien, gracias. Me siento mucho mejor.
- Bueno, ahora que llego la principal ¡que empiece la fiesta! –dijo Jake y puso la música a todo volumen. Bufé-
- Como estás Bells? Hace mucho que no te veía –dijo Jason acercándose a mí-
- Bien, gracias. ¿Has viajado estas vacaciones?
- Si. Hemos ido con mis padres a Madrid. Es muy hermoso!
- Genial.
- Quieres bailar? –preguntó-
- No gracias, iré a comer algo –me acerqué a la mesa con comida y agarré unas patatas fritas-
- Y Emily? –Preguntó Seth-
- Ha ido a cenar con Sam –dije-
- Que raro Sam saliendo! –rieron-
La pasé muy bien en la fiesta. Después de todo había logrado no bailar, aunque tuve que rechazar muchas ofertas.
- Dale Bella, es tu fiesta y no bailaras! –decía Leah cada vez que rechazaba la invitación de alguien-
Estuvimos allí aproximadamente dos horas. Había logrado escabullirme unos minutos, cuando fui a saludar a Billy y me quedé conversando con él.
Cuando todo terminó, me despedí de mis compañeros de instituto, a los cuales no vería más en él y Leah y yo nos quedamos ayudando a Jake ordenando el desorden que había quedado.
- Bueno, creo que ya es tarde. Adiós Bella, espero volver a verte antes de tu partida –me besó en la mejilla Leah- Adiós Jake!
- Ya te vas? –preguntó Jacob-
- Si. Es tarde, y mañana debo empezar a empacar –baje la cabeza-
- Es realmente una pena que te vayas. Te extrañaré mucho.
- También yo.
- Quieres que te acompañe hasta tu casa?
- Queda muy cerca, puedo ir sola.
- Solo por si acaso –esbozó una sonrisa a la cual no se le podía decir que no-
- Está bien. Gracias Jake, fue una fiesta muy linda.
Salimos de la casa, y estaba algo fresco. Jake se sacó su cazadora y la puso en mis hombros.
- Te va a..
- No tengo frío –sonrió sin dejarme terminar la frase-
Pasamos por la playa, y decidimos sentarnos un rato en la arena. La única luz provenía de la luna, que estaba más hermosa que cuando salí de mi casa.
- Es hermosa… -dijo Jake recostándose en la arena y mirando al cielo-
- Si, increíble.
- Igual que tú –susurró y me quedé paralizada… Jacob romántico?-
- Gracias. Tu no estás nada mal esta noche –reí al recostarme a su lado y echarle una ojeada as su camisa-
- Nunca estaré a tu nivel..
No sabía que contestarle. Ahora que pensaba, algunas veces había tenido algunas indirectas de parte de mi amigo, pero que no las había captado. Jacob Black, mi mejor amigo enamorado de mi?
- Jake, tu.. –no sabía como decírselo-
- Si Bella… Nunca te has dado cuenta? –largo una risita-
- De qué? –me hice la estúpida-
- Bella.. –se sentó y yo me erguí al mismo tiempo que él-
Tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos. Solamente quería ir a casa y huir de ahí. No quería arruinar mi amistad con Jake, ni quería herir sus sentimientos.
- Estoy enamorado de ti desde que somos pequeños… Nunca me he atrevido a decírtelo por miedo a arruinar nuestra amistad, pero ahora que te vas siento que contigo te llevarás una parte de mí. Te necesito conmigo Bella –acercó su cabeza a la mía con cuidado-
- Jake no! –dije pero no llegué a tiempo. De un solo paso separó la distancia que había entre nosotros y sus labios chocaron suavemente contra los míos.

Frío Intenso

La Push era un buen lugar para vivir. Días soleados, playas con amigos, salto de acantilado… Allí mi mejor amigo era Jacob, un muchacho de piel morena, pelo corto, muy alto y musculoso para su edad, con el cual nos reíamos y la pasábamos genial.
El instituto no estaba nada mal. Había pocos chicos pero nos conocíamos entre todos y éramos muy buenos amigos.
Vivía a dos calles de la casa de Jake, con mis padres Reneé y Charlie. Ella trabajaba en el instituto, enseñando Biología.
El pueblo más cercano era Forks, pero en verdad no me gustaba nada. Hacía demasiado frío incluso en verano. En cambio, en la reserva casi siempre estaba soleado, y tenía una playa maravillosa.
Ese día, me había levantado temprano a ver el amanecer en la playa. Era lo mas lindo. Sentarse entre los medanos, apreciar las olas del mar chocando contra las rocas, el sol saliendo desde el horizonte, la arena colándose por entre mis dedos…
- Bells! –me grito Jake sacándome de mis pensamientos- Que haces aquí?
- Lo de siempre –sonreí haciéndole señas para que se sentara junto a mi-
- Mirando el amanecer –se sentó a mi lado- Que tienes pensado hacer hoy?
- Todavía no lo se...
- Quieres que vengamos a la tarde a tirarnos del acantilado? –me señalo la gran masa de rocas que había junto al mar- Tu me habías pedido hacerlo –sonreí. Recordaba que hacía poco lo había hecho- podemos tirarnos juntos.
- Claro!. Pueden venir los demás? –pregunté feliz-
- Si, seguramente vengan Quil, Seth, Sam, Embry, Jared y Leah.
- Y Emily! –añadí. Ella era una de mis mejores amigas-
- También –sonreí. Emily era una de mis mejores amigas de la reserva-
Nos pasamos unas horas allí hablando sobre lo que haríamos por la tarde, lo genial que era ese acantilado y lo fría que era el agua de el mar, hasta que consulte mi reloj.
- Jake, es hora de la comida y Reneé debe estar preocupada –dije-
- Te llevo? Vine en la moto.
- No gracias…no estamos muy lejos de mi casa, prefiero caminar –emprendí la marcha-
En unos pocos minutos llegue a mi casa. No tenía ganas de subirme en la moto de Jacob, ya que le tenia algo de miedo a la velocidad, y Charlie nunca me había dejado.
- Donde estabas? –dijo mi madre con el ceño fruncido en cuanto entre-
- Fui a la playa. Con Jake –entre a la cocina- Lo siento, olvide avisarte.
- Intenta dejar aunque sea una nota cuando te vayas –sonrío mi padre-
- Hola papa –abrí la heladera- Que hay para comer?
- Viniste con hambre pequeña! –rió Charlie-
- Puedes no llamarme así? –hice una mueca mientras sacaba unos sándwiches del refrigerador- Quieren?
- No gracias, ya comimos –respondieron ambos al unísono-
Hasta que se hizo la tarde, el tiempo pasó muy lento. Me dediqué a cambiarme de ropa, ponerme un traje de baño, preparar un bolso para la playa y mirar televisión. Luego, me apresuré a salir de la casa y empecé a caminar otra vez a la playa, para pasar una tarde genial con mis amigos.
Deje mi bolso en la arena, y justo en ese momento escuche unas voces que venían de atrás mío.
- Vas a contarle la verdad a Bells? –susurró Leah-
- Shh –dijo otro-
Me di vuelta y justo Jake me estaba señalando mientras los hacia callar... ¿Que verdad debían contarme? Decidí hacerles creer que no había escuchado nada, mas tarde hablaría a solas con Jacob.
- Hola chicos –salude-
- Bells tanto tiempo! –Emily fue corriendo a abrazarme- Hacia mucho tiempo que no te veía. –sonrió-
- Hola Bella –dijo Leah y fue a abrazarme también-
- No la aprietes mucho –dijo Jake-
- Apretarme mucho? Como si tuviera tanta fuerza! –sonreí y todos empezaron a reír-
- Es cierto –dijo distraído Seth- No es Súper Leah!
Luego salude al resto de la manada. Así era como se llamaban ellos, “manada” porque siempre iban todos juntos a todos lados, y se comportaban como verdaderos animales más que nada por la cantidad que comían. Era muy gracioso verlos devorarse todo lo que Emily preparaba. Ella era como la mamá dulce de una familia loca.
- Traje comida –mostré mi bolso-
- Yo también –dijo Emily- Si no lo hacía, estos serían capaces de devorarme a mi –reímos-
Nos sentamos todos en la arena y sacamos unas bebidas, sándwiches, patatas fritas, etc. En aproximadamente un minuto, ya no quedaba nada. Era increíble como comían!
- Panza llena corazón contento –sonrió Quil-
- Espero no descomponerme por todo lo que comí cuando nos tiremos del acantilado –dijo Sam. Con todo lo que comieron era probable eso-
- Tendrían que haber esperado a tirarnos y después comer, cerdos –reí-
- Siempre algún animal –se quejo Embry. No lo entendí, estos chicos estaban mal de la cabeza-
- Que? –pregunte intentando descifrar lo que dijo, no le encontraba una explicación coherente-
- Nada, nada. Vamos a tirarnos? –Interrumpió Jake-
Los chicos se sacaron las camisetas y Leah y yo la ropa, quedando en traje de baño. Trepamos todos hasta la parte mas alta del acantilado, excepto Emily que se quedo en la arena. Esas cosas no le gustaban mucho.
Jake siempre iba a mi lado por si me caía, claro, con esos músculos podría atrapar a una docena de personas que estuvieran por caer. En general, todos los chicos de la manada eran bastantes musculosos…
Llegamos a la parte mas alta, en poco tiempo. Todo se veía hermoso desde allí. El sol en el cielo, iluminándonos, el mar que seguía chocando contra las rocas a causa del viento, la arena, mas allá los árboles del bosque con sus hojas de un color verde intenso…
Todos los demás llegaron cerca mío en unos segundos.
- Vamos? –pregunto Jake poniéndose a mi lado-
- A la cuenta de tres –rió Leah-
- Uno –dije-
- Dos –agregó Seth-
- Tres! –gritamos todos y nos tiramos. El viento chocaba contra mi cuerpo y el descenso pareció ser eterno. Era una sensación muy placentera. Parecía que estaba haciendo paracaidismo. Caí en picada, y en el primer roce de mis pies contra el agua sentí un frío muy intenso. ¡El agua congelaba!
Caí muy profundamente y con un movimiento de pies y brazos, llegue a la superficie y empecé a nadar hacia la orilla donde todos los chicos estaban saliendo. ¡Estaba genial! El agua congelaba mis músculos pero a la vez me sacaba todo el calor que tenía y refrescaba mucho. Nade muy despacio mientras el agua se colaba por cada parte de mis dedos y mi cuerpo y respiraba el aire puro y frío que congelaba mis pulmones.
- Te gusto? –dijo Jacob muy contento ¿Cómo podría no gustarme? Era genial-
- Estuvo bárbaro –sonreí en cuanto todos estábamos pisando la arena-
- Si! Otra vez –carcajeo Seth y todos nos unimos a sus risas-
Volvimos a escalar el acantilado, pero esta vez parecía más alto y ya tenía las piernas entumecidas. Llegamos en más tiempo que antes a la cima, y nos volvimos a colocar en una línea recta para caer todos separados. En ese momento las nubes se movieron con mucha rapidez y taparon el sol en solo un instante. El viento comenzó a soplar mas fuerte y un frío inundo mi cuerpo. Los demás chicos parecieron no notar el cambio en el clima y seguían con sus sonrisas radiantes.
No quería tirarme, ya no tenía ganas. Tenía el cuerpo cansado, frío y sentía hasta migrañas. Pero no había otra salida, no se podía bajar como había subido. Solo quedaba tirarme, y volver a congelar mi cuerpo para salir de allí.
- Que sucede Bells? –pregunto Jake que estaba a mi lado. Debí haber puesto cara de horror-
- Nada –mentí- Vamos?
- A la una, a las dos y a las… -dijo Quil-
- Tres –agregaron los demás. No tenia siquiera ganas ni de gritar. Me tire sin pensarlo, y sentí un frío abrasador que cortaba mi respiración y me hacia sentir un fuerte dolor de garganta. Vi a los demás chicos a mi lado tirándose pero con una sonrisa en la cara. No veía la hora de que eso terminara y tomar un baño de agua caliente en mi casa. Cuando mi pie rozó el agua, mi cuerpo se paralizo por completo y no pude moverme. Era un frío abrazador que me envolvía por completo. Oía las voces triunfantes de los demás que volvían a la orilla. Me sumergí bien hondo, pero ya no tenia fuerzas para moverme y llegar a la orilla. Mis pulmones se llenaron de agua y no podía respirar… estaba perdiendo la conciencia. Lo ultimo que escuche fueron los gritos de mis amigos y el sonido de sus cuerpos cayendo al agua para rescatarme-
Me desperté y estaba en el hospital. Lo noté por que cuando abrí los ojos me vi encerrada entre cuatro pequeñas y blancas paredes, con aparatos que se conectaban a mi mediante pequeños cables. Me dolía mucho la garganta y sentía la salada agua de mar en ella molestándome. El pecho también me dolía y la cabeza me daba vueltas. Sentí el calor que irradiaba la mano de Jacob que estaba apoyada sobre la mía y oía sus ronquidos cerca mío. Gire la cabeza en torno a el, y noté que se hallaba con la cabeza apoyada en mi almohada al otro lado de donde estaba la mía y su cuerpo en el sillón para el acompañante.
Mi cabeza estaba a menos de medio metro de él y aunque estuviera dormido me hacía sentir algo incomoda, por lo que me corrí al otro extremo de la camilla. Por mala suerte, fue un movimiento algo brusco que lo despertó.
- Lo siento –me ruboricé y al hablar una sequedad inundó mi garganta y me hizo toser.
- Estas bien? –Preguntó separando nuestras manos-
- Si –mentí volviendo a tomar su mano-
- Hace mucho que estas despierta? Lo siento, me quedé dormido.
- Me di cuenta –reí y la garganta me dolió más aún, por lo que proferí un grito-
- Debes opacar tu sentido del humor en estos momentos –sonrió- Llamaré al médico para indicarle que has despertado –se paró del sillón-
- Vuelve –susurré en cuanto traspasó el umbral de la puerta-
A los pocos minutos logré visualizar como volvía mi amigo detrás del doctor. Era un hombre algo joven, con el cabello rubio y los ojos claros. En ese momento noté que Jacob llevaba puestos un pantalón sucio y una remera gastada.
- Hace cuanto que estás aquí? –intenté no gritar. Su ropa parecía de días y su cabello estaba algo sucio-
- Lo mismo que has estado tú –sonrió. Era una sonrisa algo pegajosa por lo que mis labios se extendieron en una casi por inercia-
- Cuanto he estado yo? –Deshice la sonrisa-
- Una semana exactamente? –Preguntó Jake al doctor-
- Si. Como estas Isabella? –dijo éste-
- Bella –corregí- Y mejor, gracias.
- Que sientes?
- Sequedad y dolor en la garganta. Algo de mareos y el pecho muy frío.
- Que suerte que te salvé y logré sacarte algo del agua que habías tragado antes de traerte –dijo Jake-
- Bueno –dijo el doctor haciendo caso omiso del comentario de Jacob- Tomate éstas –me dio unas pastillas- Y te sentirás mejor.
Hice lo que me había indicado. Me sentía algo incómoda en aquella camilla, esperaba mejorarme pronto por lo que haría caso a todo lo que él indicara.
- Harán que te duermas, por lo que te dejaré tranquila –agregó- Recuerda, solo una visita por vez –señaló con el dedo a Jake-
- Tus padres querían entrar –susurró mi amigo en cuanto el médico se fue-
- Que lo hagan! –sonreí. Ansiaba verlos-
- Me dijeron que te cuidara mientras iban a dormir a la casa. Estuvieron casi tres días enteros aquí y deseaban asearse –se me escapó una risita. Eran todos muy buenos conmigo- Ahora duerme, mientras lo haces los llamaré para que vengan en cuanto te levantes.
- Gracias Jake –tomé su mano-
- Es lo menos que puedo hacer… Debí notar antes que no estabas con nosotros –su sonrisa se esfumó-
- Tu no tienes la culpa de que me haya tirado de un acantilado y no pude salir de entre las aguas.
Lo ultimo que vi fueron sus ojos cargados de culpa, porque luego me dormí con su mano entre la mía.
Esa fue una de las había pocas noches que soñé. Estaba en la playa de La Push con mis padres y Jake. No nadie más. Hacia mucho calor, y Jacob y yo jugábamos en el mar mientras mis padres nos miraban con cara de alegría. Éramos pequeños y Jake me había tomado de la mano… me decía que me amaba desde hacía tiempo y que quería estar conmigo y luego… me besaba! Luego pasaban varias imágenes de más grandes, los dos juntos tomados de la mano, otras en las que yo estaba vestida de blanco y el de traje, en una boda, y por último una… con dos niños parecidos a nosotros.
Desperté sudada, con mucho calor y con un fuerte dolor de cabeza. Era un sueño –me repetí para mis adentros-.
- Bells, estas bien? –dijo Reneé. No había notado que estaba allí-
- Si mamá. Fue solo una… pesadilla –me sequé la cabeza que la tenía mojada, y me senté en la camilla-
- Te duele algo? –en ese momento noté que ya no tenía el fuerte dolor en el pecho y en la garganta-
- La cabeza, creo. Que hora es?
- Las cuatro de la tarde.
- Cuanto dormí! –grité-
- Mejor. Dijo el doctor que te hacia bien dormir.
Agarré los medicamentos que había dejado en una mesa a mi lado, y las tomé sin pensar más.
- Charlie está en casa todavía. Pidió que lo llamara cuando te despertaras –explicó sacando su móvil-
Habló con papá por unos minutos, mientras yo cerraba los ojos e intentaba que el dolor de cabeza disminuyera.
- Bella –dijo el médico cuando entró-
- Hola señor –abrí los ojos y noté que Reneé se encontraba sentada a mi lado-
- Cómo te sientes? –esa pregunta la había oído aproximadamente cuatro veces en un día-
- Solamente me duele la cabeza.
- Mejor, se ve que lo que te dí hizo efecto. Ya mañana si te sientes mejor podrás volver a tu casa.
Me revisó la garganta y luego me dijo:
- Has tragado mucha agua, que dañó tu garganta. Debe comer cosas que no sean sólidas y seguir tomando los medicamentos –se dirigió a Reneé-
Esa tarde no cambio mucho. Llegó Charlie, y junto a mamá estuvieron conmigo todo el tiempo. Por suerte Jake había ido a asearse y cambiarse de ropa ya que tenía un olor tremendo. Cuando volvió sustituyó a mis padres, que se quedarían en casa hasta el próximo día. Mi amigo se había quedado todos los días conmigo en el hospital, por lo que me puse muy feliz de saberlo.

Prefacio

Era una persona extraña... Extrañamente preciosa. Dudaba que fuera humana, y una criatura así jamás había visto. Tenía el cabello de color rubio, que ondulaba en su espalda con cada pequeño movimiento que ella hacía. Sus ojos eran de un color rubí oscuro, y parecían líquidos y su piel era pálida como la de un muerto.
Descarte la posibilidad de que fuera un zombie o algo por el estilo, ya que no creía en esas cosas extrañas o mitológicas. Pero humana definitivamente, no era. Se fue acercando a mí sigilosamente, sus movimientos eran precisos y perfectos. Pero lo que mas me impacto fue su boca. Tenía los labios colorados, y gotas de sangre goteaban por ellos. Mi respiración comenzó a acelerarse y me empecé a sentir realmente mareada. Un olor repugnante a oxido y sal llego a mis pulmones, y cada vez me debilitaba mas. No tenía cara de amiga, sino de todo lo contrario. - Eres Bella, cierto? –Susurró con una voz melodiosa y muy dulce-
Asentí con la cabeza. ¿Quién era? Y ¿De dónde me conocía?
- Adiós Bella –fue lo último que dijo, y mientras mi cuerpo se quedaba estancado en el suelo, se puso en posición de ataque-
Nunca antes me había puesto a pensar en cómo iba a morir, pero en el medio del bosque de Forks no era un buen lugar para que aquello pasara.