domingo, 10 de enero de 2010

No más amistad.

Fue algo que jamás hubiera esperado de él. Justo él, mi amigo Jake. Pero fue algo más extraño por mi parte. No fue tan... malo como siempre creí. Fue un beso, se podía decir, increíble. Nunca había esperado besarlo a él, para mi era solamente un amigo, más que eso pero lo sentía como un hermano. Pero ese beso si lo cambiaba todo, nunca había pensado en querer a Jake como un novio, o como una quiere mucho a una persona de la cual se enamora y tampoco nunca hubiera sabido eso de no ser por ese beso, que fue algo mágico. Por inercia, seguí el camino de sus labios en los míos, acompasando el beso. Puso sus manos detrás de mi cabeza atrayéndome hacia él y me dejé llevar. Una ola de emociones recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, todos los sentimientos que muy en el fondo sabia que existían y los había guardado en mi interior, salieron a la luz.
- Lo siento –dijo en cuanto se despegó de mi-
- No lo hagas –susurré, no sabiendo si lo que decía era lo que realmente sentía-
- Que? –dijo anonadado. Sus ojos se abrieron como platos, no podía creer lo que escuchaba-
- No lo sientas Jake…- Estás loca? –Preguntó atónito-
- No Jacob Black. Gracias! Acabo de descubrir que estoy enamorada de ti –me eché a sus brazos y volví a besarlo como antes. Mis manos llegaron a su espalda, donde lo acaricie con ternura y el puso sus manos a cada lado de mi cara, empujándome contra sus labios como si hubiera distancia entre ellos-
El sueño que había tenido hacía poco tiempo en el hospital y me había horrorizado ya no era un horror.
- Te amo con toda mi alma, Isabella Swan. –se paró y me alzo como a una niña. Puse mis piernas alrededor de su cintura y empezó a girar como si fuéramos dos niños pequeños. Estire mis brazos, para luego colocarlos alrededor de su cuello-
- Yo también te amo mi amor –sonreí y lo besé. Podía quedarme ahí y con él para siempre- Y tampoco quiero separarme de ti.
- Ahora no quiero llevarte a tu casa –hizo puchero- Quiero secuestrarte y tenerte para siempre conmigo! –rió y yo con él-
- Por mí me quedaría para siempre aquí contigo –miré al mar-
- Gracias –susurró cerca de mis labios-
- Por que? –pregunté aún sonriendo. Con él era imposible no hacerlo-
- Por hacerme el hombre más feliz del mundo!
- Tu igual –lo besé. Aunque hacia poco lo había descubierto, amaba sus cálidos besos- Siempre lo había necesitado y lo había querido de una forma especial, siempre que él había estado mal yo también lo había estado, cada vez que el se iba de viaje lo extrañaba mucho pero nunca había imaginado que sentía por el algo tan especial hasta aquella preciada noche.
- Bella –me bajó, apoyó una rodilla en la arena y la otra la dejo extendida. Tomó mi mano- Quieres ser mi novia?
- Si, quiero ser la suertuda oficial novia del señor Jacob Black –sonreímos-
Nos volvimos a acostar en la arena, pero esta vez mi cabeza estaba apoyada sobre su pecho, y yo estaba acurrucada en él. Era algo increíble, ÉL, mi mejor amigo de todo el tiempo, ahora era la persona a la que más necesitaba y amaba... Bostecé.
- Aunque no lo quiera –me miró pícaro- te llevaré a tu casa así duermes-
- Mañana nos vemos? –pregunté haciendo puchera-
- No podría estar un día sin verte –me agarró en sus brazos y me llevó hasta mi casa. Tomé las llaves de abajo del alero y abrí la puerta-
- Ahora ya se donde están las llaves, cualquier día me aparezco en tu habitación –rió y entramos a casa. Subimos las escaleras tomados de la mano y llegamos a mi cuarto. Me acostó en la cama y me arropó.
- Fue la mejor despedida de todas –sonreí y me besó. Pero en ese momento caí verdaderamente en cuenta de que ese día era una despedida, que realmente debía mudarme a Forks, y debería separarme de Jake-
- Que sucede? –preguntó al ver que se había borrado la sonrisa de mi rostro-
- Jake, me voy a Forks! No te veré casi nunca –bufé-
- Me tendrás ahí todos los días. No podría vivir sin ti –se sentó a mi lado en la cama-
- Gracias por todo. - Lo hago por ti. Justo ahora tienes que irte de aquí -susurró-
- Si, si antes no quería hacerlo, imagina ahora! -me besó de repente y me deje llevar. Volví a bostezar-
- La dejo dormir, señorita –sonrió- Que descanses, mi princesa –se paró-
- Jake –se dio vuelta- Te amo! - Yo también –salió de la habitación-
Esa noche mis sentimientos sí que habían dado un gran giro. Ahora Jake era más que un amigo, incluido más que un hermano. Era la persona a la cual amaba y quería tener a mi lado para siempre, era MI Jacob. Debía encontrar la forma de decírselos a mis padres, aunque dudaba que tuvieran problema alguno ya que ellos adoraban a mi.. a Jake. Aunque prefería esperar para actuar.
- Hola! -sonreí a Reneé en cuanto bajé las escaleras sonriendo-
- Hola Bells, como estás?
- Bien. ¿Que hay para desayunar?
- Huevos revueltos. Quieres? -asentí y me dio un plato cargado de ellos-
Comí rápido ansiosa de salir de casa un rato. Miré por la ventana. Genial! había mucho sol.
- Que te ocurre? Te veo muy... ansiosa! -sonrió mi madre sentándose en la mesa que se hallaba al otro extremo de la mía y comiendo sus propios huevos.
- No es nada mamá -mentí. No era el día para contárselo todavía-
- Hija, te conozco, aunque te duela -rió- Estás muy extraña.
- Bueno te cuento, pero no le digas nada a Cha...
- Hola! -me interrumpió Charlie entrando por la puerta principal. Me salvó la campana-
- Hola papá -dije eufórica-
- Luego me cuentas -susurró Reneé para que yo sola pudiera oírla y le guiñé el ojo-
- Puedo ir a la casa de Jake? Seguramente nos juntaremos con los demás -comenté ni bien termine mi desayuno-
- Si, ve hija.
- Gracias! Adiós mamá, adiós papá -los besé en la mejilla y salí de la casa-
Agarré mi auto, para llegar más rápido. Tenía muchas ganas de volver a ver a mi Jake, ya lo extrañaba. Pero el auto no arrancó. Presionaba el acelerador, pero nada ocurría. No perdería tiempo con mi auto, ya tenía un año y algún daño debía tener, por lo que guardé las llaves en mi bolso y me fui caminando.
- Hola! -susurré en cuanto me abrió Jake. Moría por tirarme en sus brazos, pero desconocía si había hablado o no con Billy- tu padre está?
- Si, ven -tomó mi mano- Papá, es Bella. Le mostraré un repuesto de autos nuevo que conseguí, pero está en mi habitación. Estaremos allí un momento -dijo, y me llevó por el pasillo hacia ella-
- Ahora si -susurré y me subí en sus brazos- Te extrañe! -lo besé-
- Yo también mi amor, ahora que estás conmigo no quiero que me faltes ni un segundo -susurró entre besos- Pasé mis brazos por su cuello, y me subí encima de él, era un sentimiento irrevocable, inexplicable. Simplemente, lo amaba con locura.
- Te amo demasiado. Eres mi perdición -volví a besarlo-
No quería despegarme de él, de su aroma, de su rostro, de sus besos. Ahora él era mi vida y todo se arruinaría por ese viaje.
- Amor, le dirás lo nuestro a tus padres? -susurró mientras yo jugaba con su cabello-
- Eso creo...- Pues, le quiero contar a Billy, y es posible que él llame a Charlie -bufó-
- Si quieres le contamos juntos a Billy... Ahora -sonreí- Le podemos pedir que no hable con mis padres y le aseguraremos que luego hablaremos con ellos.- Genial -se paró y me tomó de la mano-
Cuando llegamos a la sala de estar de la casa de Jake, vimos a Billy que se encontraba en su silla de ruedas, leyendo las noticias del periódico.
- Papá -disimuladamente, Jake soltó mi mano-
- Ah Jacob. No los oí entrar ¿Qué sucede?- Billy, queremos hablar contigo -dije-
Nos sentamos en el sofá.
- ¿Pasó algo malo? -abrió los ojos como platos-
- Todo lo contrario -lo tranquilizó su hijo y me sonrió. Asentí- Es que Bella y yo... estamos saliendo juntos.
- ¿Enserio? Cuanto los felicito chicos!. Bella -me miró y me acerqué a el- Serás una increíble compañía para mi hijo. La mejor que él puede tener -le tomé la mano a Jake que estaba detrás mío y éste se acercó a su padre, quedando junto a mí- Hacen una pareja hermosa.
- Gracias. Ah, y Billy -añadí- No hables de esto con Charlie ni Reneé, todavía no hemos hablado con ellos.
- Ni una palabra -prometió-
- Gracias de nuevo -lo abracé-
- Nos vamos a la playa papá. Volvemos a almorzar. Bells, ¿comerás aquí? -me sonrió y no pude negarme a esa hermosa sonrisa, aunque sin ella tampoco me hubiera negado-
Nos despedimos de Billy y nos encaminamos a la playa.
- Jake, apropósito -lo abracé mientras caminábamos- mi auto se descompuso, lo noté antes de salir hacia tu casa
- Que tiene?
- No lo se, no arranca.
- Tranquila, luego lo veo.
- Gracias mi amor.
Hacía mucho calor, por lo que nos metimos al mar. Por suerte siempre llevaba traje de baño bajo mi ropa. Estuvimos un rato largo jugando con las olas, hasta que nuestros estómagos empezaron a crujir de hambre.
- Te dije que te amo? -susurró Jake en mi oído en cuanto salimos del mar-
- Humm... Sí, pero nunca me cansare de oírlo. Y yo también te amo.
- Entonces te tengo que decir algo: Te amo! -me besó mientras pasaba una mano por su espalda-
- Felicitaciones!!! -escuché una voz a varios metros. Genial, eran los chicos-
- Hay que galán -rió Seth mientras palmeaba a Jacob en la espalda.
- Lograste conquistarla, hombre -agregó Jared y lo fulminé con la mirada-
- Te felicito amiga! -me abrazó Emily-
- Gracias -me sonrojé- Como te ha ido ayer?
- Bien, estuvo increíble. Tal como tu noche, ¿no es así?
- Exactamente.
- Entran? -preguntó Leah señalando al mar-
- Justamente estábamos por ir a mi casa para comer -dijo Jake- Adiós -tomó mi mano, saludamos a nuestros amigos y volvimos a su casa-
- Billy, ¿puedo llamar a Charlie? -Asintió-
- Hola? -preguntó una voz al teléfono. Era de Reneé-
- Mamá, soy bella.- Hola hija, ¿cómo estás?
- Bien. Me quedaré a almorzar con Jake y Billy, ¿sí?
- Claro.
- Luego nos vemos, te quiero.
- Yo igual, Adiós hija.
Jake tomó mi mano y fuimos a la mesa que ya estaba servida.
- ¿Ya cocinaste? ¿Tan rápido? -mire a Jake-
- Fue él -señaló a Billy- lo hizo mientras no estábamos.
En la mesa, se encontraba un hermoso mantel color crema, con cubiertos, platos y spaggetis. Me senté al lado de mi novio, y su padre se sentó frente nuestro. Comimos en silencio.
- Y, como me salieron Bella? -preguntó Billy cuando acabé mi plato-
- Están exquisitos, Billy -sonreí-Cuando terminamos de comer, juntamos los platos y limpiamos todo lo que habíamos sacado. Finalmente, decidimos ir a casa para afrontar la charla con mis padres.
- Estás nerviosa? –Preguntó Jake dándome un apretón en la mano-
- Ya no. Realmente, digan lo que digan mis padres yo te amo y eso no cambiará –se paró en seco, tomó mi rostro entre sus gigantescas manos y me besó-
Llegamos al umbral de la puerta de mi casa en poco tiempo. Lograba percibir el aroma de lo que sea que mis padres estaban comiendo, y el ruido sordo de los tenedores sobre los platos.
Mi novio me dio un pequeño abrazo de aliento y abrí la puerta. Automáticamente los ojos de Charlie y Reneé fueron a nuestras manos entrelazadas.
- Papá, mamá antes que digan nada… Jake y yo estamos saliendo –noté como los labios de mi madre se curvaban en una sonrisa y los ojos de Charlie parecían perplejos.
- ¿Cómo? Y acaban de descubrir que se… aman –escupió las palabras una tras otro mi padre-
- Felicitaciones! –ahogó un grito mi madre y corrió a abrazarnos- Hay Bells, Jake… estoy muy feliz por ustedes. Siempre supe que tenían una conexión-
Noté la emoción en sus ojos, y le susurré al oído.
- Luego te cuento todo –me guiñó un ojo-
- Fe… felicitaciones –agregó Charlie luego de un momento de silencio, y me abrazó. Cuando llegó a Jacob, le dio un apretón de manos- Cuida de mi Bella.
- Siempre –contestó mi novio, y lo miré a los ojos por unos minutos. Esos ojos oscuros de los cuales no podía y nunca podría despegarme-
Charlie carraspeó.
- Lo siento –susurré-
- Jake, hay partido –puse los ojos en blanco- quieres ir a verlo?
- Claro –me dio un pequeño beso y se apoltrono junto a mi padre en el sillón frente al televisor-
Mi madre me arrastró hacia la cocina.
- Cuéntame! –dijo emocionada-
- Fue luego de mi fiesta de despedida. Jake me estaba acompañando a casa, y pasamos por la playa. Nos recostamos en la arena a mirar las estrellas, hasta que me confesó que me amaba y me besó.
- Que romántico!
- Creyó que el beso me había molestado, pero fue todo lo contrario mamá… Hasta ese momento no tenía en claro mis sentimientos hacia el.
- Lo amas mucho, ¿cierto?
- Con todo el corazón.
- Me alegro mucho hija –me abrazó- Por ambos.
- Gracias –me ruboricé-
- Ah, tengo un obsequio para ti –se encaminó a su habitación y en unos segundos estaba a mi lado nuevamente-
Había llevado una caja cuadrada, envuelta con un forro de estrellas y cerrado en un moño. Me lo entregó con delicadeza, por lo que supuse que era algo frágil. Intenté agarrarlo con sumo cuidado, pero mis manos me fallaron, se re resbaló de entre mis dedos y fue a parar al suelo con un ruido estruendoso.
- Oh, oh cuanto lo siento!
- Tranquila Bella –volvió a ponerlo en mis manos-
Esta vez con más cuidado, lo tomé y comencé a desarmar el moño y romper el envoltorio.
- Es preciosa! –abracé a mi madre con lágrimas en los ojos-
Era una cámara fotográfica muy linda, suponía que era una último modelo por lo compleja que era. Las fotos no eran lo mío, pero no obligatoriamente YO debía encontrarme en ellas.
Volvimos al living donde se encontraban Jake y Charlie mirando el partido. La semejante tranquilidad me abrumó.
- Jake –corrí hacia él- Mira lo que me ha regalado mi madre! –le mostré la cámara. Parecía una niña de tres años mostrándole a mis padres lo que me había regalado una compañera del jardín de infantes-
- Es hermosa, amor –sonrió- Ve a posar con ellos que te saco una fotografía –señaló a mis padres y tomó la cámara de mis manos-
Me coloqué en el sofá entre Charlie y Reneé, sonriendo y abrazándolos por la espalda. En cuanto sonó el flash me acerqué a mi novio y le saqué la cámara de sus manos.
- La segunda foto quiero que sea con Jake –le dí la cámara a mi madre-
Me acerqué a él dudosa y pasé un brazo por su espalda.
- Tranquila –me susurró, e hizo lo mismo que había hecho yo pero estrechándome más a el-
Pasé mis dos brazos por su cintura, rodeándolo con ellos, y él me imitó. Luego de que me besara la frente, miramos hacia delante y noté que Reneé nos miraba emocionada.
- Ya, mamá –sonreí para que sacara la foto. Mantuve la sonrisa hasta que la luz del flash se fue de mis ojos-
- Quieres volver a la playa? –susurró en mi oído. Asentí, quería privacidad-
- Mamá, papá, vamos a la playa. Adiós! –tomé la cámara, los saludé y salimos de mi casa tomados de la mano-
- Listo! No hay más declaraciones –sonrió feliz-
Llegamos rápidamente a la playa Primera una vez más y empezamos a sacarnos fotografías en el mar, arena, con las olas, etc. Logramos llenar el carrete entero en tan solo una hora.
- Luego debemos ir a revelar las fotos –me sonrió. Esa sonrisa me hizo sentir unas ganas tremendas de estar con él, pero no estar como estábamos ya, estar mas pegada a él, junto a él como si fuéramos una sola persona-
- Sabes que te amo mucho –caminé sigilosamente hacia él- Y que nunca te dejare ir –llegué hasta él y lo miré a los ojos. Podría quedarme horas enteras así- Eres mi prisionero –lo besé como nunca y el devolvió el beso de la misma forma-
Sus labios eran dulces y cálidos sobre los míos, incluso ardían pero nada me importaba en ese momento. Comencé a besarlo con más intensidad. Una lágrima broto por mis mejillas. Lo nuestro era amor verdadero, un amor imposible de explicar e increíble. Me secó la lágrima con un beso, y susurró cerca mío.
- Este debería haber sido el primer beso.
Busqué nuevamente sus labios, y pasé mis brazos por su espalda hasta llegar a su nuca. Entrelacé mis dedos detrás de ella y lo empujé más hacia mí.
- Te amo con toda mi alma, Jacob Black –susurré entre besos-
- Yo más que eso Bella, te amo de una forma inexplicable, cuando no estoy contigo ninguna parte de mi cuerpo funciona.
Me dio otro corto beso y luego nos sentamos juntos en la arena a mirar el mar y el horizonte, como hacíamos cuando éramos solo amigos.
- No se porqué no noté antes cuanto te amaba, fui una estúpida –recosté mi cabeza sobre su pecho ardiente-
- Bells, fue mejor notarlo después.
- De que hablas? –alcé la cabeza-
- Mira amor, las cosas deben ser a su tiempo. Por algo llegan antes o después. Algunas veces uno se enoja con la vida, por algo que sucedió… Nunca te pusiste a pensar que todo tiene un “Por qué”?... Sé que tuve que esperar mucho tiempo, pero imagina que te hubiera confesado que te amaba a los nueve años! Éramos pequeños y yo sabía que el amor que sentía por ti no se iría, pero de seguro no hubieras querido estar conmigo, y con razón. Tu eras mi mejor amiga y ademase ramos muy pequeños. Eso habría arruinado nuestra amistad y nunca hubiéramos llegado a esto. Prefiero, y estoy feliz de haber esperado a que llegara el momento. Nuestro momento.
Asentí.
- Tienes razón –agachó su cabeza hacia la mía que ahora se encontraba en sus piernas y me besó-

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