jueves, 21 de enero de 2010

Anticipación

Jake me acompaño hasta mi casa, ya que había anochecido.
- Es tu turno de quedarte para comer –sonreí en cuanto traspasamos la puerta-
- Hola chicos –sonrió mi madre- Jake, ¿te quedarás no?
- Yo, no lo se… Bueno, gracias –dijo algo nervioso-
- Seguiré cocinando –agregó Reneé y volvió a la cocina-
- Anímate, al menos a mis padres ya los conoces de toda la vida!
- Y creo que eso es lo peor –reí-
Mi madre cocinó carne al horno con patatas. Mientras lo hacia, con Jake vimos una película. Charlie había ido a ver a Billy, por lo que teníamos el televisor libre. Nos recostamos en el sofá y encontramos una película romántica que nos gusto. Se llamaba “The treasure of love” y trataba de dos buscadores de tesoros que trabajaban junto a un equipo y durante una expedición se habían enamorado. Él en una ocasión estuvo por morir, pero ella lo salvó y terminaron casándose.
Luego de llorar un rato con la película, que mi madre terminara de cocinar y que mi padre llegara a la casa, nos sentamos a la mesa.
Yo me coloqué con Jacob de un lado de ella, y mis padres al frente nuestro.
Tomé la mano de mi novio mientras mi madre servía la comida. Se veía algo tensa. Comimos en silencio hasta que Charlie se dio por vencido y hablo.
- Hay, ya Bells. Debo decírtelo! –puse cara de póker- Mira, han adelantado el comienzo de mi trabajo ya que hubo incidentes en Forks y murió mucha gente –Jake gruñó por lo bajo- En fin, mañana temprano partimos hacia Forks.
- No… pueden hacerme esto –balbuceé y me quedé boquiabierta-
- Bella, es así.
Me paré en seco haciendo que la silla chirriara. Noté de reojo como las manos de Jake empezaban a temblar y cerraba los ojos con cara de concentración. Como acto-reflejo coloqué mi mano en su hombro y de a poco su mano dejó de moverse. Salí corriendo de la cocina y de la casa… Quería irme, lejos de allí, no quería que me enviaran a Forks, me alejaran de mi novio… Sin embargo, estaba escapando sin él. Pero ya era demasiado tarde, no podía volver. Me sentía una niña caprichosa escapándose de sus problemas en vez de enfrentarse a ellos, quería que mi Jake estuviera ahí, que me parara para hablar, que me apoyara y contuviera. Mis ojos se humedecieron y unas pequeñas lágrimas brotaron de ellos pero terminaron siendo grandes mares de ellas.
- Bella, amor, no! –mi paso era torpe y raramente no había tropezado aún. Estaba llegando al bosque, quería internarme en él por siempre en mi lugar, en La Push-
- Al bosque no! –oí un grito y reconocí al dueño de aquella voz. Era mi Jake-
Quise parar y correr a abrazarlo pero no pude, mis piernas corrían solas. De pronto empezó a llover. El agua caía bruscamente y estaba helada. Tal vez ya había lloviznado y no lo había notado… Mi vista comenzó a nublarse más a causa de las lágrimas y el agua que empapaba mi rostro. Volteé la cabeza y vi como mi novio corría a una velocidad sobrenatural, pero no creía en mi vista. El mareo sumado a lo borroso que veía… Reí en mi fuero interno, no podía estar imaginando algo tan absurdo.
Y de repente, mis piernas fallaron como raramente no lo habían hecho aún. Tropecé con una piedra cerca de la entrada del bosque, y caí de rodillas. Estaba helada, toda mojada y temblando de frío. Noté un fuerte dolor en mis piernas.
- Amor! –Jake llegó a donde me hallaba tirada y me envolvió entre sus cálidos brazos. Un fuego ardiente recorrió mi cuerpo en cuanto me tocó, eliminándome el frío casi del todo. Sin embargo, seguía temblando-
Se sacó su remera y me envolvió en ella.
- ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? –mis ojos se cerraban solos del cansancio. Había corrido mucho y la verdad es que me hacía falta hacer actividad física más seguido. Quería responderle, contestarle que estaba bien pero la voz no me salía. Procuré entreabrir los ojos y formular un con los labios. Suspiró-
Me agarró entre sus brazos como a una niña pequeña. ¡No lo podía creer! ¿cómo podía tener tanta fuerza?. Pero pronto recordé Forks y preferí que mi mente divagara por lugares especiales, sola con Jake. Era lo único que quería y tampoco hacía falta un lugar especial. ÉL era mi lugar especial. Dejé de imaginar cuando noté que habíamos parado. Genial, me esperaba una larga charla con Reneé y Charlie.
Traspasamos el umbral de mi casa en un solo paso. La puerta estaba entreabierta y logré notar como mis padres se movían del sillón donde se encontraban sentados y Jake me recostaba en él. Junté mis dedos alrededor de su cuello sosteniéndolo como a una presa. No quería separarme de él ni por un segundo.
Sonrió y me dio un pequeño beso en los labios mientras se arrodillaba a mi lado.
- No me iré mi amor –susurró en mi oído-
- Que le ha ocurrido? –preguntó Reneé preocupada al verme toda embarrada, mojada y temblando-
- Corrí tras ella, pero comenzó a llover y tropezó –cierto, llovía. Por eso tenía tanto frío-
Ya no me sentía tan mal. Solamente habían quedado el frío y el dolor en las piernas y por suerte el tembleque había cesado-
Me incorporé en el sillón.
- Bells, recuéstate –sugirió Charlie-
- Me siento bien –refunfuñé. El enojo no se me había ido aún- Y sabes que no quiero irme! –bajé la mirada-
- Bella, eso no puede cambiar.
- Puede quedarse con Billy y conmigo en casa. Sabes que él estaría encantado –Charlie lo fulminó con la mirada-
- Si, ¡eso! –dije eufórica-
- Hija, ya hemos tomado la decisión –agregó Reneé-
Me paré aún con las piernas entumecidas y subí escaleras lo más rápido que pude escaleras arriba para echarme a llorar en la cama. ¿No entendían que no quería irme?
Alguien tocó la puerta.
- Que nadie entre –bufé aunque oí igualmente el sonido chirriante de la puerta abriéndose-
- Bells! No Bella, mi amor –me acarició la espalda Jake- no llores!
Se sentó en el piso y me senté en su regazo apoyando suavemente mi cabeza en su hombro hirviente. Las lágrimas seguían cayendo por mi rostro.
- No podré vivir sin ti –susurré-
- Mi vida, no estarás sin mi. Iré todas las semanas, todos los días si así lo deseas.
- Yo quiero estar SIEMPRE contigo amor, y aunque Forks quede cerca, lo nuestro no será lo mismo –dije triste-
Me quedé varios segundos callada, llorando. El no articulaba palabra, solamente me miraba con ternura y yo intentaba no continuar llorando refregándome los ojos.
- Jacob, puedes dormir aquí si así lo quieren. No quiero que Bella se quede sola esta noche en este estado –dijo Reneé y yo aparté la mirada del rostro de Jake, que se curvó en una sonrisa-
- Claro que quiero.
- Te traeré un colchón –dijo mi madre, y a los pocos minutos volvió con él y con una manta.
- Gracias –dijo Jake y Reneé colocó el colchón a nuestro lado.
- Lo siento Bells –se fue y cerró la puerta-
- Bella, estás muy cansada –susurró mi novio- Será mejor que descanses un poco –me besó la frente-
Lo abracé por unos segundos y me recosté en mi cama. No quería dormir, prefería parar el tiempo en esa noche para que estuviéramos juntos el resto de nuestras vidas.
Jake me arropó y se fue a su cama improvisada. Acomodó la manta como pudo y se recostó.
- Hay, ya. Ven aquí! –abrí mi colcha riendo y le hice un espacio en la cama junto a mi- Al fin y al cabo, eres mi novio –con una sonrisa en su cara, se deshizo de la manta y se recostó a mi lado. Lo tapé con la colcha al tiempo que me acurrucaba a su lado y el me acarició el pelo-
- No quiero irme –susurré-
- Yo tampoco quiero que te vayas –me miró a los ojos-
Lo abracé y besé con mucho amor y el hizo lo mismo. Todavía no estaba del todo repuesta, por lo que además de hiperventilar y que mi corazón latiera al máximo, mi cerebro se desconectó de mi cabeza y me empecé a marear. Nada me importaba si sus labios estaban sobre los míos.
Me acomodé sobre el y lo empecé a besar con intensidad.
El hizo lo mismo y pasó sus grandes manos por mi pelo, enredando sus dedos en el y atrayéndome más hacia su cuerpo aunque eso fuera imposible. Yo pasé mis brazos por detrás de su cintura mientras nuestros labios se movían acompasados.
Ahora solo importábamos él y yo.

- Mi amor, ya es tarde, mejor vamos a dormir –susurró Jake-
Bufé y me acurruqué a su lado cerrando los ojos. Tenía que haber alguna posibilidad… alguna oportunidad para quedarme y no tener que separarme de él.
Logré dormirme aproximadamente una hora más tarde. Esa noche tuve un sueño, que fue mi gran ayuda, mi solución para seguir al lado de mi novio y no tener que separarme de él por culpa de mi mudanza a Forks. Y lo iba a lograr, iba a poder. Ya sabía que tenía que hacer, y pronto podría poner mi plan en marcha.

Me levanté instantáneamente cuando me di cuenta que era ya de madrugada. La ventana había quedado abierta la noche anterior, por lo que todo el sol se filtro por ella directo a mis ojos. Iba a extrañar mucho que ocurriera eso casi todas las mañanas excepto cuando, raramente, el sol se escondía detrás de las nubes. Me di la vuelta, y por sorpresa me di cuenta que Jake no estaba. Abrí los ojos como platos.
- Aquí estoy –sonrió desde el colchón- tu padre ha entrado hace unos minutos y si me encontraba durmiendo contigo de seguro se enojaría-
Asentí y me eché a su lado en el colchón.
- Tu si que estás en todas. Buenos días –sonreí cerca de sus labios-
- Hola hermosa –cortó la distancia entre nosotros y me besó- ¿Dormiste bien?
- Excelente –dije al recordar mi sueño- Fue la mejor noche de mi vida –se me escapo una risita- ¿y tú?
- Bien –sonrío satisfecho- tenemos que aprovechar al máximo tu último día en La Push –agregó. Aunque volvería a estar con él todos los días, aprovechar un día entero juntos no estaría nada mal…- Y ¿qué quieres hacer hoy? –Me sacó de mis pensamientos mientras jugaba con un mechón de mi cabello-
- Lo que tú quieras. Haría cualquier cosa que nos incluya juntos –sonreí-
- Sabes que eres única, ¿no? Eres muy especial, Bella. Toda tu persona; tus labios –paso su dedo índice por ellos- Tus ojos… en los cuales me pierdo cada vez que los veo, tu sonrisa, tus besos… -parecía que me estuviera leyendo el pensamiento- tu gusto por los cachorros –rió-
- ¿Qué? –pregunté algo confusa-
- Nada, una broma de mal gusto –dijo al tiempo que sus carcajadas cedían-
Agarró mi cara entre sus manos y beso con cuidado mis labios durante un largo lapso de tiempo. Nada podría separarnos excepto…
- Bella –dijo Charlie abriendo la puerta- Oh, lo siento –se ruborizó. Si, mal momento para entrar papá- quería avisarte que deberías comenzar a empacar tus cosas –lo miré con mala cara- esta tarde nos vamos –genial. Mi lapso de tiempo para disfrutar era cada vez mas corto-
Me quedé pensando en todas las cosas que dejaría allí, mientras Charlie cerraba la puerta y se escuchaban sus torpes pasos bajando de la escalera. No vería a mis amigos tanto como antes, cambiaría de casa, incluyendo todos los recuerdos que tenía en ella, extrañaría mucho los días en la playa con todos, y todas las cosas especiales que tenía ese lugar, MI lugar.
- Amor –Jake me sacó de mi trance- Creo que deberías hacerle caso a tu padre –dijo tiernamente, e hice puchero-
- Tu también? –bufé. Parecía que ese día todos se habían complotado en mi contra-
- Es que tiene razón –intentó calmarme, y lo logró. Nada que el quisiera hacer conmigo podría tener un resultado negativo-
- Tu también deberías hacerlo –susurré muy bajito mientras mi cabeza procesaba todo lo que debía hacer esa tarde-
- ¿Qué?
- Nada, nada –mentí. Era increíble la facilidad que tenía para mentir últimamente. Claro, si era una cosa tan importante y que tanto querría, ¿no me iba a esmerar para que todo saliera bien?-
Me separé de él a regañadientes, fui a mi armario y comencé a sacar cosas. Quería matar el tiempo por lo que apile todo por prenda de vestir, mientras Jake miraba cada movimiento que hacía con cautela. Por un momento noté que sus ojos dejaron de seguirme y se estancaron en un lugar en especial. En mis ojos.
- Como voy a extrañarlos –sonrió y me tiré a sus brazos con ternura- Dale, termina –sonrío y me separó de él-
- No es culpa mía que esté haciendo los deberes y mi querido novio me distraiga –reí y el se unió a mis carcajadas-
Volví a apilar todo como antes, hasta acabar de vaciar mi ropero y los cajones. Cuando por fin termine, comencé a guardar todo en una maleta. Al cabo de unos minutos ya todo estaba allí, bien acomodado. Sin saber mas que hacer, decidí bajar con Jacob pisándome los talones.
- ¿Reneé?, ¿Charlie? –pregunté al encontrarme que no había nadie. Llegué hasta la cocina y vi un papel escrito dirigido a mí-

Bella: No queríamos molestarlos por lo que no te avisamos personalmente. Estamos yendo hacia Forks, mudando muebles y las cosas más grandes. En unas horas volvemos a casa y llevamos lo último que falta, así que por favor deja todo listo así nos vamos.
Nos vemos, y perdón por todo esto. Te quiero mucho.
Reneé.

Era única que entendía un poco por lo que estaba pasando, pero igualmente tenía que asimilar todo lo que me estaba ocurriendo y despedirme de todas las cosas que me unían a la reserva.
Tomé a Jake de la mano y comencé a su lado, a recorrer toda la casa contemplando cada habitación y recordando cada momento especial en ella. Mi vida en La Push ya había terminado, y ahora me tocaba un conjunto de cosas nuevas por hacer y aprender. Desde pueblo nuevo, clima nuevo, casa nueva, escuela nueva. Oh, genial, tendría que pasar por el año en que te llamaban “La estudiante nueva” a la cual todos miran y que por suerte en la reserva no había vivido ya que cuando curse mi primer año éramos todos nuevos allí.
Unas silenciosas lágrimas comenzaron a correr por mi rostro. Me apresuré a sacarlas para que Jake no me viera, pero en ese instante dio la vuelta hacia mi y me observó con ojos tristes. Sabía que él me apoyaría cuando viviera todo esto, pero igualmente era una persona muy reticente a los cambios. No, definitivamente no me gustaban.
Hundí mi cabeza en su pecho y me abrazó. Ahora si, rompí a llorar.
- No, no debes llorar –besó mi cabello-

- ¿Te falta mucho Bella? –Preguntó Charlie mientras apilaba las valijas en el coche-
Por mala suerte el mío debía quedarse en el garaje de Jake ya que continuaba sin arrancar.
- Ya voy –bufé-
- Tengo un regalo para ti, ven –susurró mi novio para que mis padres no escucharan. Tomó mi mano y salimos por la puerta trasera-
- No me tardo –grité-
Llegamos a su casa en muy poco tiempo. Allí aparcado se encontraba su querido monovolumen, el que usaba siempre y tanto adoraba. Tenía un gran moño rojo encima.
- Hay, Jake –me quedé boquiabierta. No podía creer que me regalara uno de sus objetos más deseados- Esto es demasiado! Tu amas este coche.
- Y a ti, por eso los quiero juntos –puso una sonrisa torcida, que hizo que una carga eléctrica pasara por todo mi cuerpo-
- Muchas gracias, lo amo –dije saltando arriba suyo-
El auto era un modelo muy antiguo, estaba viejo y hacía un ruido estruendoso, pero era un gran recuerdo de Jake, La Push y mi niñez allí.
- Ya, creo que debemos despedirnos –dijo con una sonrisa que no le llegó a los ojos-
- Pero nos veremos siempre! –dije intentando subirle el ánimo. Cada segundo de nuestras vidas nos veríamos ahora.
- Ahora soy yo el del autoestima baja –rió. Porque ahora era yo la que sabía que lo seguiría viendo. Lo besé- Debes irte ya –asentí-
Me pasó las lleves del coche, y me subí a él. Las puse en contacto y arranqué con cuidado. El familiar rugido me hizo sonreír. Bajé la ventanilla y me asomé por ella.
- Cuídate, nos vemos pronto –susurró y me besó-
Luego de unos minutos cerré la ventanilla y me despedí con la mano.
- Hasta dentro de un rato –susurré y me fui a casa-
Reneé y Charlie ya habían terminado de apilar todo lo que nos llevaríamos.
- Y el monovolumen Bella? ¿Lo llevas? –dijo mi madre-
- Si, Jake me lo regaló –dije contenta-
- Genial! Podemos llevar las cosas que en el coche no nos entraba, así no debemos hacer solo un viaje –comentó Charlie. En realidad era mejor hacer dos viajes, así yo iba en el segundo y tenía tiempo de hablar y arreglar las cosas con Jake, pero ya estaba hecho. Colocaron las ultimas cosas en la parte trasera del monovolumen-
Cuando de una vez por todas terminaron de empacar todo, arrancaron el auto y yo hice lo mismo después de ellos. Estaba nerviosa, pero todo saldría como lo había planeado.

Ya era momento. Estábamos por abandonar la reserva. No sabía el porque, ya que podía haberlo hecho antes, pero sentía que ese era el momento de actuar.
En una de las curvas, giré el volante, cambiando mi destino. Presioné el acelerador lo más fuerte que el monovolumen lo permitía y en poco tiempo volví a llegar a la casa de mi novio.
Pero cuando llegué a la casa, noté un tumulto en el umbral de la puerta, que no era Jacob. En su lugar había un gigante lobo color rojizo.

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