jueves, 21 de enero de 2010

La Verdad (Sin terminar)

Lo último que había visto fue su cara cuando arranqué el monovolumen con un ruido estruendoso y desaparecí detrás de los arbustos de la carretera. El coche de mis padres estaba a solo unos pocos metros del mío, por lo que los alcancé sin problema alguno.
- Adelántense, no conozco el camino. Yo los sigo –le avisé a mi madre-
- Ok, nos vemos en casa –contestó alegre-
Ahora no me pesaba tanto saber que viviría el resto de mi vida, o una gran parte de ella en Forks, ya que tenía con quien disfrutarlo y además el solo hecho de saber que Jake iría a vivir conmigo me hacía feliz. Ni quería imaginarme que hubiera ocurrido si el no habría ido conmigo.
El viaje no fue muy largo. Me dediqué a no perder de vista el coche de mis padres y de no desviarme del camino de la carretera.
La vegetación aumentaba a mi paso, y los bosques de mis costados eran cada vez más extensos. No tengo idea de exactamente cuanto duró el viaje ya que principalmente iba pensando en otras cosas, como que estaba muy feliz por el éxito de mi plan y de que Jake viviría conmigo, y todavía estaba pensando en ese lobo. Sabía que no me lastimaría, lo intuía, pero ¿Por qué entro a la casa de Jake? Y ¿cómo Jake salió por la misma puerta sin verlo?
Tenía planeado hablar con él sobre eso ni bien llegara a casa. O aunque sea al día siguiente.
A medida que me iba acercando a la ciudad, además de la vegetación, se notaba un gran cambio en el clima. Había mucha humedad, y llovía muy fuerte.

- Llegamos, hija –gritó mi madre desde el coche delantero, al pasar el cartel verde con la bienvenida a Forks-
Entramos a la ciudad por una angosta calle, y en menos de cinco minutos, noté que el coche de mis padres se había detenido frente a una casa blanca.
Estacioné detrás de ellos, y bajé del monovolumen mirando atónita la casa. No era una gran casa, pero era bonita. Reneé se adelantó, y fue a abrir la puerta.
- Te gusta? –me preguntó con una sonrisa en la cara. No se porqué le hacía tan feliz mudarse a ese lugar-
- Es linda –dije satisfecha. Seguía prefiriendo mi casa de la reserva, pero esa no estaba nada mal-
Empezamos a descargar todas las cosas, dejándolas frente a la casa y cuando ya tuvimos todo allí, comenzamos a recorrerla para luego ordenar cada cosa en su lugar.
Ni bien entrabas, te topabas con el living. No era pequeño, y tenía un sofá con un televisor y una biblioteca con libros. Luego fuimos a la cocina, que era un tanto pequeña para cuatro personas, pero era acogedora y tenía una mesa con bastante espacio.
- Tu habitación está arriba, Bella –dijo Reneé imaginando que era lo que yo más quería ver-
Subí las escaleras lo más rápido que me dieron las piernas, pero en uno de los escalones tropecé. Miré para abajo, y estaba algo roto.
- Te tendré en cuenta –reí mirando al escalón. Ahora hablaba con la casa, también!-
Abrí la primer puerta que vi al llegar al piso de arriba, pero era el baño. Era bastante lindo, pero seguía queriendo ver mi habitación. Aún no sabía si mis padres querían poner otra cama en ella, para Jacob o tendrían otra habitación reservada para él.
Me quedaban dos puertas, una a cada lado. Fui primero a la derecha, y entré. Estaba pintada de azul, y no tenía nada más. Supuse que esa sería la de Jake.
- Hay una rosa para ti y una azul para Jacob, hija –dijo Charlie desde arriba. Mis dudas de donde dormiría él se esfumaron-
Cerré la puerta, pensando cómo podría remodelarle la habitación para cuando él llegara, y abrí la puerta de la que sí era la mía. Era igual a la de Jake pero tenía la pared pintada de rosa y tenía una ventana que daba a la carretera.
Tenía que ponerme manos a la obra si quería terminar de decorar las habitaciones para cuando llegara Jacob. Primero decidí comenzar por la suya.
- Mamá, donde están las cosas para las habitaciones nuestras? –Pregunté al bajar las escaleras-
- En el patio trasero –dijo Reneé- Las armarás tú o quieres que lo haga yo?
- Yo lo hago, necesito matar el tiempo. Y luego iré a recorrer la ciudad.
- Ok, cualquier cosa dime y te ayudo.
Llegué al patio y vi muchas cosas. Decidí comenzar con la cama, por lo que saqué cada madera y parte de ella y con ayuda de Charlie las subí. Las llevé todas a la habitación azul, y armé la cama por completo. Luego, coloqué a su lado una mesa de luz, con una lámpara y busqué una foto que tenía de Jake y mía, y se la coloqué allí.
Armé un escritorio, con papeles, lapiceras y al lado le coloqué una biblioteca con algunos libros y cosas que tal vez necesitara. Le puse algunos cuadros que me habían gustado y otras cosas colgantes. Cuando por fin termine, satisfecha de mi trabajo, fui hacia mi habitación.
El color no me disgustaba, pero quería combinarlo con muchos colores, por lo que decoré las ventanas con cortinas coloridas, coloqué muchos cuadros de distintos colores, un escritorio, con un viejo ordenador que me habían regalado de pequeña, un sillón, una biblioteca, armé la cama y le puse una colcha violeta y la mesa de luz con otra foto de Jake y mía que había hallado. Cuando por fin estuve feliz de mi trabajo con las dos habitaciones, bajé para ver que estaban haciendo mis padres.
Los encontré en su habitación, ya acomodada y decorada, mirando televisión. Era hermosa! Tenía las paredes blancas, con una gran cama de dos plazas en el medio de ella, un escritorio con un ordenador nuevo y dos mesas de luz con lámpara, y fotografías de la familia.
- Es muy linda la casa! –sonreí satisfecha luego de contemplar cada parte de la habitación-
- Ahora sí estas feliz por vivir en Forks? –dijo Charlie con una gran sonrisa en su rostro-
- Sigo extrañando la reserva, pero la casa por lo menos me encanto. A propósito, voy a ir a recorrer la ciudad, los dejo tranquilos –reí. Quería familiarizarme un poco más con Forks, y a pesar de las lluvias estaba segura que iba a terminar amando haberme mudado a ese lugar-

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